2º BACH EXAMEN DE SELECTIVIDAD
Dada las abundantes consultas por email sobre el examen de selectividad, os oriento sobre cómo va a a ser. El examen es fácil: de 4 textos a elegir 1: Platón, Tomás, Descartes y
Kant, con las preguntas que habéis hecho en los exámenes. La última
pregunta es de rellenar líneas (C), y podéis elegir entre los 3
restantes autores.

Supongamos que hemos estudiado Descartes bien y nos podemos defender en el examen. Todas las preguntas, excepto la de explicar el texto, la podemos llevar bien estudiada de casa y ya las hemos visto en clase y los exámenes. Si alguien tiene alguna duda, me podéis escribir y os aclaro lo que esté confuso.
Pero, ¿qué texto va a caer, profe? Un fragmento significativo de los capítulos II y IV, del Discurso del Método.Aquí os adjunto los textos de Descartes: en un capítulo aparecen incluso los temas principales de cada fragmento, algo muy útil para no errar en la explicación de la idea principal. Veamos los textos del capítulo IV, su temática y vocabulario:
Aquí tenéis el vocabulario del capítulo IV
Veamos ahora los textos del capítulo II del Discurso del Método:
Había exámenes vuestros bastante buenos, pero dada la normativa y la imposibilidad de acceder al centro en estos días, veremos algunos modelos online. Sino tenemos claro qué es lo más importante en el comentario, sigamos la guía de algunos modelos de ejercicios, por ejemplo, este del IES Séneca y veamos un ejercicio ya resuelto. Observar que aunque las preguntas no son exactamente iguales, el contenido es el mismo, pues pertenece a convocatorias anteriores:
Aquí tenéis otro modelo más reciente,con la pregunta de Platón resuelta de la Selectividad 2017:
Si tenéis dudas sobre si os pondera algo la H.Filosofía en los estudios que vayáis a cursar, aquí tenéis algunas tomas:
PLATÓN
Aquí podemos leer el texto completo que entra en selectividad:
libro VII, República, 514a -517c1, del cual extraeran el fragmento.
1. "Descripción de la caverna
[514 a] Después de eso -proseguí- compara nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación con una experiencia como ésta. Represéntate hombres en una morada subterránea en forma de caverna, que tiene la entrada abierta en toda su extensión, a la luz. En ella están desde niños con las piernas y el cuello encadenados, de modo que deben permanecer allí y mirar sólo delante de ellos, porque las cadenas [514b] les impiden girar en derredor la cabeza. Más arriba y más lejos se halla la luz de un fuego que brilla detrás de ellos; y entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto, junto al cual imagínate un tabique construido de lado a lado, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima del biombo, los muñecos.
– Me lo imagino.
– Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda clase de utensilios y [515 a] figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
– Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
– Pero como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la caverna que tienen frente a sí?
– [515 b] Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
– ¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del tabique?
– Indudablemente.
– Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?
– Necesariamente.
– Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
– ¡Por Zeus que sí!
– [515 c] ¿Y que los prisioneros no tendrán por real otra cosa que las sombras de los objetos artificiales transportados?
– Es de toda ne
2. Liberación de un prisionero: “ojos llenos de fulgores”
– Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y, al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese [515 d] que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?
– Mucho más verdaderas.
– [515 e] Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras que las que se le muestran?
– Así es.
– [516 a] Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo de los objetos que ahora decimos que son los verdaderos?
– Por cierto, al menos inmediatamente.3. De las sombras a la luz
– Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a mirar las cosas de arriba. En primer lugar miraría con mayor facilidad las sombras, y después las figuras de los hombres y de los otros objetos reflejados en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y el cielo [516 b] mismo, mirando la luz de los astros y la luna más fácilmente que, durante el día, el sol y la luz del sol.
– Sin duda.
– Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo cómo es en sí y por sí, en su propio ámbito.
– Necesariamente.
– Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo [516 c] es causa de las cosas que ellos habían visto.
4. La caverna vista desde la sabiduría.
– Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.
– Y si se acordara de su primera morada, del tipo de sabiduría existente allí y de sus entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que los compadecería?
– Por cierto.
– Respecto de los honores y elogios que se tributaban unos a otros, y de las recompensas para aquel que con mayor agudeza divisara las sombras de los objetos que pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de cuáles habían desfilado habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese [516 d] capaz de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y que envidiaría a los más honrados y poderosos entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría como al Aquiles de Homero, y “preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre pobre” o soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de opinar y a aquella vida?
– Así creo también yo, que padecería cualquier cosa [516 e] antes que soportar aquella vida.
5. Peligros del retorno a la caverna
– Piensa ahora esto: si descendiera nuevamente y ocupara su propio asiento, ¿no tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, al llegar repentinamente del sol?6. Interpretación de la alegoría
– Sin duda.
– Y si tuviera que discriminar de nuevo aquellas sombras, en ardua competencia con aquellos que han conservado en todo momento las cadenas, y viera confusamente hasta que sus ojos se reacomodaran a ese [517 a] estado y se acostumbraran en un tiempo nada breve, ¿no se expondría al ridículo y a que se dijera de él que, por haber subido hasta lo alto, se había estropeado los ojos, y que ni siquiera valdría la pena intentar marchar hacia arriba? Y si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz, ¿no lo matarían, si pudieran tenerlo en sus manos y matarlo?
– Seguramente.
"Pues bien querido Glaucón, debemos aplicar [517 b] íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada–prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que [517 c] dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.
– Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible."
El capítulo completo lo podéis descargar en el siguiente link:
https://www.educantabria.es/docs/Digitales/Bachiller/LECTURAS_DIGITAL/Textos_autores_PDF/platontexto.pdf
1º EXAMEN DE PLATÓN RESUELTO
Veamos ahora algunos modelos de examen resueltos. Tomaremos el comentario del IES Séneca, en cuyo blog hay numerosas referencias y comentarios muy útiles:
Tenemos este texto:
“Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que
anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la
vista con la morada- prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del Sol;
compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino
del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy
esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso,
lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con
dificultad, es la Idea del Bien”.
Platón, República, Libro VII.
RESPUESTAS
Pregunta C (5ª)/ Términos y expresiones correctas:( 2 puntos en total)
Descartes inaugura el …………………………………………………….., corriente de pensamiento que defiende la existencia de ideas ……………………………. y que toma como ciencia modelo a las …………………………………………………. Para usar bien la razón, Descartes y los racionalistas ven necesario usar un ……………………………………. que nos permita establecer verdades evidentes.
6.1. Racionalismo.
6.2. Innatas.
6.3. Matemáticas/Geometría
6.4. Método
1ª/ Contexto cultural y
filosófico del texto.
Platón desarrolló su pensamiento
filosófico en Atenas al final del siglo V a.C. y la primera parte del siglo IV
a.C. en una época convulsa y de crisis política y económica, por lo que
recordará su esplendor, el imperio ateniense, pero lo que vivirá será su ocaso.
El siglo V fue un momento de
apogeo cultural en Atenas, en el que ésta se convierte en la capital
intelectual del mundo griego, fenómeno al que los historiadores denominan
“ilustración griega”. Florecen las artes, las letras, la filosofía. El espíritu
democrático ateniense promueve la participación de todo el pueblo en el
progreso cultural. Se le educa el gusto estético al ofrecerse obras maestras en
los monumentos públicos. Se estimula al pueblo para que disfrute de las grandes
obras de la poesía trágica y cómica. La Acrópolis de Atenas, que los persas
destruyeron en el 482 a.C., fue reconstruida y engrandecida bajo el gobierno de
Pericles (del 443 al 429). Las esculturas del periodo clásico (s. V y IV a.C.)
se caracterizan por las proporciones corporales
perfectas, la idealización de las figuras, la serenidad y el equilibrio
entre movimiento y estabilidad, (por ejemplo: el discóbolo de Mirón). También
el siglo V a.C. representa en Atenas la culminación de la tragedia griega y del
género histórico. La tragedia se originó en torno al culto a Dionisos, cuya
evolución ya con Sófocles (496-406 a. C.) y Eurípides (480-400) adquiere la
forma clásica de personajes y coro con que la conocemos hoy. Además, el apogeo
de la literatura dramática supuso el llevar a la escena las inquietudes
personales y políticas del momento. Finalmente, Herodoto (484-420 a.C.) y
Tucídides (460-400 a.C.) fundan el saber histórico como seña de identidad
colectiva del pueblo.
Platón tampoco fue ajeno a estos
hechos ya que, por primera vez en la historia de la filosofía griega, nos
encontramos con un autor que escribe admirablemente y en cuyos diálogos,
repletos de mitos e imágenes poéticas, se pretende también representar la
“batalla de las ideas”, es decir, los diálogos platónicos pretenden trasladar
al campo de la escritura la viveza y contradicción del debate oral. En lo que
respecta a las cuestiones más estrictamente filosóficas, hemos de buscar las
raíces más inmediatas del pensamiento platónico en la filosofía de Sócrates, quien
estuvo plenamente convencido de que era posible, y obligado, superar el relativismo
de los sofistas en el ámbito de los valores éticos, y de esta manera encontrar una
respuesta adecuada a la pregunta por la naturaleza del Bien. La función
fundamental de la filosofía consistirá en definir la esencia de los valores, ya
que éstos, a juicio de Sócrates, debían poseer una existencia independiente de
la razón humana que los concibe y conoce. Así es posible la coincidencia humana
tanto en el lenguaje como en la vida social.
Platón toma de Sócrates, y
también del orfismo-pitagorismo, la firme convicción de que es posible conocer
los principios últimos de lo real, ya que, en última instancia, conocer es
despertar las verdades adormecidas que llevamos impresas en nuestra alma.
Continúa Platón de este modo la
crítica iniciada por Sócrates al relativismo y al convencionalismo sofístico,
que abocaban a un extremo individualismo que imposibilitaba tanto el
conocimiento como la comunicación. Platón estuvo convencidode la existencia autónoma, no ya
de los valores, sino de las Ideas, modelos a partir de los cuales se constituye
el mundo sensible y es función de la inteligencia llegar a su efectiva
comprensión para acomodar a ellas nuestra vida social y moral. Este
desdoblamiento de lo real en dos ámbitos, ideal y sensible, supone la síntesis
que realiza Platón del pensamiento griego anterior. En efecto, toma de Heráclito
ese carácter contradictorio y cambiante de la realidad para aplicárselo a la realidad
imperfecta, según él, de las cosas sensibles, las cuales nunca pueden ser objeto
de verdadero conocimiento, sólo de opinión. Por otro lado, la apuesta de Parménides
por la vía de la identidad entre pensamiento y ser, es decir, la caracterización
de la realidad como ser inmóvil, inmutable, eterno, etc. va a ser trasladada
por Platón a las ideas, las cuales, como auténtica realidad, sí que constituyen
objeto de verdadero conocimiento.
Del mismo modo, la dialéctica
platónica (aún cuando se encuentren indicios de ella en Heráclito y Zenón de
Elea) procede del desarrollo de la mayeútica socrática, de ese intento de
definición exacta y rigurosa de qué son las cosas. Por otro lado, la
preocupación socrática por la virtud y el intelectualismo moral es la principal
vía para plantear que el conocimiento de la idea del Bien es el requisito indispensable
para la vida feliz a nivel particular, y para el justo y recto gobierno de la
ciudad. La repercusión del pensamiento platónico tiene como referentes
inmediatos a sus discípulos de la Academia (entre ellos, Aristóteles, que
elaborará un sistema alternativo al de su maestro), a gran parte de la
filosofía cristiana, que, a partir de San Agustín, tomará de Platón aspectos
importantes para la racionalización de su doctrina, a los neoplatónicos del
Renacimiento, “culpables” de una lectura estética de las obras de Platón y de
conceptos como el de “amor platónico”, a todos aquellos autores como Plotino,
Tomas Moro o Tomasso Campanella, que beben de las fuentes de La República en su
intento de elaborar modelos utópicos similares al platónico.
2ª/ Explique el texto.
El fragmento que comentamos
pertenece al diálogo platónico La República, que es una obra que pertenece a su
período de madurez y en la que Platón expone algunos de los temas esenciales de
su pensamiento y, a la vez, describe los rasgos que debe tener una sociedad
organizada de acuerdo con su teoría. Esta obra es considerada como una de las
más representativas de la filosofía platónica, ya que en ella se observa el
gran esfuerzo de Platón por elaborar la primera gran síntesis de todo el
pensamiento griego anterior, a la vez que es el referente inevitable para
entender el propósito reformista y político que anima toda la filosofía
platónica. El fragmento pretende mostrar las conclusiones que se pueden sacar
de la Alegoría de la Caverna, y en él Platón ya no hace una narración
simbólica, sino que, más bien, explica el mito y saca conclusiones. Comienza
con la explicación del "mito de la caverna", que Platón ha expuesto
anteriormente, y a consecuencia de ello nos muestra la división entre los dos
mundos: el Mundo Sensible y el Mundo Inteligible.
Posteriormente, afirma que el
alma humana sigue un proceso de ascenso hacia el MundoInteligible, en el cual alcanza
al final y con gran dificultad la Idea de Bien. El texto presenta la siguiente
estructura argumentativa: 1) Platón identifica cada símbolo del Mito con un
elemento de su TEORÍA DE LAS IDEAS (La morada-prisión equivale al Mundo
Sensible; el exterior de la caverna equivale al Mundo de las Ideas; el fuego es
el Sol; el Sol es la Idea del Bien; elConocimiento es el ascenso hacia el
Bien…). 2) El texto termina diciendo que la Idea del Bien es la más importante
en el Mundo de las Ideas, por muy costoso que sea llegar a conocerla para el
Ser Humano, que ha de conocerla para actuar con sabiduría.Por tanto, el tema
fundamental del texto es la afirmación platónica de laexistencia de dos ámbitos
de la realidad bien diferentes (dualismo metafísico) así comola forma de
conocimiento adecuada para captar las Ideas (la dialéctica), destacando la importancia
de culminar este proceso con la identificación de la Idea máxima: la Idea de Bien.
3ª/ Justifique las ideas del
texto desde la posición filosófica del autor del texto.
Platón afirma que la posibilidad
de un conocimiento verdadero, apoyado en verdades absolutas, hace necesaria la
existencia de realidades inmutables, ya que un conocimiento que tenga por
objeto algo cambiante no es verdadero conocimiento. Así es como Platón plantea
su Teoría de las Ideas, que constituirá la base sobre la que se asiente todo su
proyecto filosófico, desde la física hasta la ética y la política pasando por
la antropología y la teoría del conocimiento. La primera formulación de la
Teoría de las Ideas es desarrollada por Platón en los diálogos de la etapa de
madurez, en el Fedón y en La República, fundamentalmente. Ahí encontramos los
aspectos más característicos y originales de la filosofía de Platón, sobre todo
la afirmación de que la realidad está dividida en dos ámbitos completamente diferentes.
De hecho, Platón, a través de su Teoría de las Ideas, intenta responder las siguientes
preguntas:
a)¿Qué es la realidad?
(Metafísica)
b)¿Qué elementos la componen?,
¿Qué características tienen éstos? (Ontología) La solución propuesta por Platón
puede ser denominada como “dualismo metafísico”, ya que distingue en la
realidad entre el mundo sensible y el mundo inteligible. Pero esta forma dual
de entender la realidad genera, a su vez, un dualismo ontológico. Según de qué
tipo de realidad estemos hablando, los elementos que la constituyen serán las
Ideas (cuando hacemos referencia al mundo inteligible) y las cosas (cuando
hacemos referencia al mundo sensible). Así pues existen Ideas, Pero Platón no
quería llegar tan lejos como los eléatas cuando afirmaban que el mundo que
captamos por medio de los sentidos es una ensoñación, una presunta realidad
absurda e irracional (pues consiste en afirmar a la vez el Ser y el No-Ser). Al
fin y al cabo la filosofía ha de servir para explicar el mundo, no para
negarlo. Por esta razón, Platón deduce que la realidad tiene que estar dividida
en dos mundos (dualismo metafísico): uno que se correspondería con la
naturaleza vista a través de los ojos de Heráclito, el mundo sensible y
material; y otro que se correspondería con el mundo tal y como lo entendían los
pitagóricos y Parménides, el mundo de las ideas o mundo inteligible. Platón
establece, como hemos visto, que la realidad se divide en dos planos: lo material
y lo ideal. Ahora bien, esto no significa que estos dos planos estén al mismo nivel.
Evidentemente, el filósofo ateniense considera que las ideas son mucho más reales
que las cosas. Y esto es así porque el fundamento de las cosas no está en ellas
mismas, es decir, no son lo que son por sí mismas sino que encuentran su
existencia anclada en las ideas, las cuales son tanto la causa de su existencia
al ser modelo que aquéllas imitan como el fundamento que nos permite conocerlas
adecuadamente. Por ello, Platón establece que hay dos modos por los que se
relacionan las cosas y las ideas: la imitación (las cosas imitan o copian la
perfección de la correspondiente Idea) y la participación (lasa cosas
participan en mayor o menor grado de la correspondiente Idea). Pero esta
jerarquía no se da únicamente entre el mundo material y el mundo ideal; Platón
en los diálogos de madurez (fundamentalmente en La República), insiste en que también
en el mundo de las ideas existe una jerarquía; las ideas se relacionan unas con
otras formando una jerarquía piramidal. En efecto, las ideas se disponen de
forma que unas están subordinadas a otras y en la cúspide de esta jerarquía se
encontraría la idea de BIEN. La Idea de Bien constituye la causa de la
existencia del resto de las Ideas y de las cosas, “ilumina” el Mundo
Inteligible y hace posible el conocimiento, de la misma manera que el sol
ilumina los objetos sensibles y posibilita su conocimiento.Con esto Platón
quiere destacar que el conocimiento es "conocimiento del bien". Y,sobre
todo, es el fundamento de la ética y la política; por tanto, aquel que quiera
tener una buena vida o dirigir hacia el bien a su ciudad tiene, por fuerza, que
conocer la Idea de Bien. Ahora bien, el reto que tiene planteado Platón es
explicar cómo podemos conocer las Ideas, si están en un “mundo” distinto y
separado del nuestro. La respuesta de Platón va a ser compleja, pues va a
contar en su modelo epistemológico con factores no estrictamente racionales,
como el supuesto religioso, de influencia órfico-pitagórica, de la inmortalidad
del alma. En definitiva, Platón intenta dar una respuesta a este problema
mediante dos soluciones
complementarias:
- A la cuestión de cómo es
posible el conocimiento de las Ideas, responderá a través de
la teoría de la anamnesis o
reminiscencia.
- A la cuestión de qué tipos de
conocimiento puede haber, responderá con el Símil de
la Línea, donde expone su
doctrina del conocimiento sirviéndose de ejemplos y comparaciones; exposición
que, por cierto, es compatible con lo expuesto en el Mito de la caverna. Así, en primer lugar,
Platón recurrió a la teoría de la reminiscencia: el conocimiento consistirá en
una forma de recuerdo, el emerger de algo que existe desde siempre en la interioridad de
nuestra alma. Platón recoge dos afirmaciones de las doctrinas
órfico-pitagóricas: la inmortalidad del alma y la metempsicosis o doctrina de la trasmigración de las almas
(reencarnaciones). Las Ideas sólo pueden ser conocidas por contemplación
directa en el mundo inteligible.
El alma humana ha morado en ese
mundo y ha contemplado allí las Ideas. Al entrar en el Mundo Sensible y unirse
al cuerpo, olvida las Ideas. Sin embargo al contemplar las cosas concretas,
recuerda y recupera algo de esa visión, extrae de sí misma la verdad que desde
siempre posee. El conocimiento de las Ideas es, pues, recuerdo (anámnesis) de
lo que hay en el alma. En el libro VI de La República, Platón expone, a través
del recurso al “símil de la línea”, su doctrina epistemológica: en primer
lugar, afirma que, al igual que existen dos grados diferentes de realidad,
existen también dos grados de conocimiento, que poseen distintos niveles de
certeza:
a) un conocimiento inteligible,
fiable, llamado episteme (ciencia), que tiene como objeto las Ideas.
b) Un conocimiento sensible, poco
fiable, llamado dóxa (opinión), que tiene como objeto las cosas del mundo
material y sensible.
A su vez, cada uno de estos
niveles presenta otros dos grados de conocimiento, con lo cual Platón nos
describe el conocimiento como un conjunto escalonado que alberga distintos
niveles o grados de certeza. De acuerdo con esta descripción, si nos vamos
“remontando” desde el ámbito sensible hasta el inteligible, vamos “ascendiendo”,
no sólo hacia un ámbito más real, sino también hacia una mayor verdad o claridad.
Así, si comenzamos por la dóxa, El nivel más bajo de la opinión lo lama
eikasía: se basa en la percepción y tiene por objeto las representaciones de la
realidad sensible (dibujos, sombras, reflejos...) y la imaginación construida a
partir de ellas. El segundo nivel, más elaborado, pero también fundado en la
observación sensible es la pistis o creencia: intenta dar razón de lo sensible
a partir de hipótesis explicativas ajustadas a las observaciones. Tiene por
objeto las cosas particulares, sin embargo, para Platón, no puede haber ciencia
de ellas por carecer éstas de estabilidad y plena realidad. Dentro de la
episteme, el primer grado se denomina dianoia: razonamiento o razón
demostrativa (discursiva). Su objeto son las entidades matemáticas y su método
es el axiomático-deductivo: se parte de unos axiomas (por ejemplo: punto,
segmento, triángulo, etc.) -que no se demuestran- y de ellos se obtienen una
serie de conclusiones. No es un conocimiento completamente perfecto porque los
axiomas son hipótesis y porque se ayuda de representaciones sensibles para
facilitar su discurrir. Las matemáticas sirven de puente, facilitan el tránsito
del mundo sensible al inteligible ya que acostumbran a la mente a operar con
entidades abstractas (recuérdese, al efecto, la admiración que tenía Platón por
el saber matemático). Finalmente, el grado más elevado es la noesis: visión
inmediata, intuición intelectual de las Ideas, saber absoluto, pleno y
verdadero. Para alcanzar la noesis, Platón nos remite a la dialéctica como
método de análisis conceptual que permite descubrir el orden jerarquizado de
las Ideas y ubicar a cada una en su lugar correspondiente; ese orden es, a su
vez, el conocimiento al que muy pocos hombres tienen acceso. La dialéctica es, entonces,
el método que permite ir de lo sensible a lo inteligible, aunque también
significa para Platón el método de deducción por el que se pueden conocer las
relaciones necesarias entre las Ideas. El entendimiento, en la noesis, deja de
lado todos los elementos sensibles, captando las Ideas y sus relaciones,
elevándose de Idea en Idea hasta la suprema: la Idea de Bien. A este momento se
le denomina dialéctica ascendente. En este sentido, dialéctica es, por tanto,
todo el proceso de conocimiento, pero de un modo especial la última fase del mismo
proceso, en la que se establecen los principios de la episteme o ciencia. En definitiva, tal y como aparece descrita en
La República, la dialéctica se identifica con el destino de la existencia
humana y del alma en particular, que tiende de modo natural al lugar de donde
procede, al mundo de lo inteligible y perfecto. Además, es un camino hacia el
conocimiento que conduce a la acción, ya que sólo quien tenga una visión
perfecta y total de la realidad (episteme), de lo que es justo, podrá obrar con
justicia: la ciencia se convierte así en una condición de la ética y de la
política. Así pues, sólo quien conoce el Bien puede plasmarlo en la sociedad y
en el alma humana.
4ª/ Relacione el tema o el autor
del texto con una posición filosófica de la época
Contemporánea
( En este caso, nosotros hemos
elegido relacionar a Platón con la posición filosófica de Nietzsche; pero
recuerda que puedes relacionar la temática del texto con la posición filosófica
de cualquier otro autor de la filosofía contemporánea. De hecho, en la “Guía de
Selectividad” tienes hecha una comparación de Platón con Marx). Toda la
filosofía de Nietzsche puede entenderse como una profunda y radical crítica a
la cultura occidental, la cual se apoyaba en sus pilares platónico y cristiano.
No es pues extraño que Nietzscche dirija sus dardos contra la filosofía
platónica, culpable, a sus ojos, de esa decadencia generalizada que caracteriza
a la cultura occidental. Aunque la actitud de sospecha y crítica había estado
ya presente en Marx, Nietzsche la radicalizó como nadie, pasando a primer plano
el papel del lenguaje como elemento fundamental donde se desenvuelven los
productos de la conciencia. Para Nietzsche, la cultura occidental ha supuesto
una inversión e infravaloración de la vida en cuanto que se opone a todo lo que
es naturalidad, espontaneidad, libertad e imaginación. Por ello piensa
Nietzsche que la metafísica tradicional, y la cultura occidental en general, ha
recorrido un camino equivocado. Su error principal fue haber inaugurado una
visión exclusivamente racional del mundo, un acontecimiento del que son
responsables Sócrates y Platón. Con Sócrates surge la idea de entender y
dominar la vida con la razón, lo que implicaba una clara hostilidad hacia el
mundo, hacia lo natural. Por otro lado, cuando Platón afirma la existencia del
“bien en sí”, invirtió la esencia de la realidad porque ve lo únicamente
existente como ficticio y lo ficticio como lo verdaderamente real. Este
“dogmatismo” es interpretado por Niezsche como un síntoma de decadencia, en la
medida en que se opone a los valores del existir intuitivo y biológico del
hombre. Para Nietzsche, toda verdad filosófica está guiada por ciertos
prejuicios morales y revela un instinto, temor o un deseo inconfesados. Así, en
Sócrates y en Platón, y en toda la metafísica occidental, se esconde el
instinto decadente, que se manifiesta en su retirada hacia el “refugio” de un
“mundo verdadero” situado en un más allá trascendente. Este juicio negativo
contra la vida se manifiesta claramente en el pensamiento platónico cuando
establece la división entre esencia y apariencia. Platón inventa un mundo
ficticio, el de las Ideas, al que concede más realidad y verdad que aquél en el
que vivimos, provocando así una infravaloración del mundo sensible. Nietzsche
se niega a aceptar tal división, afirmando que con lo único que contamos es con
el devenir constate del ser que crea y destruye continuamente el mundo. De ahí
que piense que sólo Heráclito fue “el único filósofo que no ha falseado la realidad”
porque él sí aceptó el testimonio de los sentidos. Después de Heráclito, el resto
de los filósofos opusieron al testimonio de los sentidos el valor de los
conceptos racionales, sean éstos el “yo” de Descartes, la “cosa en sí” de Kant
o la “idea” de Hegel.
Es preciso, por tanto, someter a
crítica al platonismo para eliminar el error básico que está detrás de toda la
filosofía occidental. Se trata de llevar a cabo una crítica global que abarque
todos los aspectos de la cultura europea: la moral, la religión, la metafísica y
las ciencias positivas. La crítica que Nietzsche dirige a la metafísica
tradicional de Occidente es, en realidad, una crítica a su expresión más sutil
y depurada: la filosofía platónica, base teórica sobre la que se apoya una
cultura decadente que sacrifica la vida a una razón deshumanizada que
infravalora el mundo. La metafísica tradicional se fundamenta en un grave
error: declara como existente lo que es ficticio, y rechaza como falso lo que en verdad es real.
Ha declarado como falso e ilusorio el devenir, cuando, en realidad, según Nietzsche, las
cosas son al revés: no hay nada más allá de lo que se experimenta con los
sentidos, lo que es fluido y vivo. La ontología tradicional había considerado
el ser como algo definitivo y separado de lo sensible; valora y divide lo
existente en lo auténtico y lo inauténtico. No todo lo que existe lo hace de la
misma manera, sino que hay una jerarquía de seres auténticos hasta llegar al
ser supremo: desde este punto de vista, la inautenticidad de lo sensible se mide
ahora desde la autenticidad de lo inteligible. Para Nietzsche, esta división
entre ser y devenir supone un juicio negativo contra la vida, pues no sólo
desgarra la realidad en dos, sino que además acentúa el valor del “mundo de las
ideas”, al que se denomina real, infravalorando el de los sentidos, al que se
llama “aparente”. Para Nietzsche, esta invención es un claro síntoma de
resentimiento, pues sólo inventamos otra vida cuando no somos capaces de
enfrentarnos a la única que tenemos. Además, la contraposición apariencia-realidad
es una “ilusión moral”: una ontología basada en la creencia de que el devenir
del ser es un error de nuestros sentidos.
El platonismo no ha hecho otra
cosa que racionalizar las intuiciones, es decir, intentar fijar en conceptos lo
que de por sí no se puede definir porque se caracteriza por la variedad y por
una riqueza siempre cambiante. Así, este intento de fijar la riqueza de la vida
en la lógica abstracta y vacía de los conceptos es un síntoma de la necesidad que
el hombre tuvo de inventar categorías que le permitieran vivir en un mundo
siempre cambiante. La supuesta realidad auténtica postulada por la metafísica
platónica es sólo un refugio para protegerse del miedo y la incapacidad de
captar el devenir, lo único real.
El devenir y la apariencia son lo
único existente y no la otra cara de un ser estático y verdadero, pues éste es
el que no existe de ningún modo.
En definitiva, el antiplatonismo
de Nietzsche hay que entenderlo como el principio de la disolución del modo de
pensar que viene caracterizando a la filosofía desde su origen. Lo que
Nietzsche denuncia es una determinada ontología que es hostil a la vida y a los
sentidos. Por eso, la crítica a Platón es la crítica a una tendencia constante
en toda la historia occidental, el platonismo vulgar presente en el
cristianismo, por ejemplo. Para Nietzsche, la idea del “mundo verdadero” es el
peor peligro para el hombre porque lleva a un desprecio de la realidad y a
hacer esto en “nombre de la verdad”.
Esta pregunta no se ha
incorporado al examen 2020, pero se puede incidir en la 4ª para finalizar.
Valore de manera razonada la
actualidad de las ideas contenidas en el texto o del pensamiento del autor. (Valoración
tomada, salvo modificaciones parciales, del IES “La Arboleda”, de Lepe, Huelva)
Sin llegar a la exageración de Whitehead de considerar que toda la historia del
pensamiento occidental se reduce a un conjunto de notas a pie de página de la
obra de Platón, sí podemos afirmar que la influencia de Platón ha sido
extraordinaria. Podemos considerarlo como fundador de una forma de hacer
filosofía que constituye un eje conceptual que atraviesa todas las épocas:
idealismo/materialismo o racionalismo/empirismo. El idealismo, como actitud que
pone por encima las ideas, que cree firmemente en su poder de transformación de
la realidad, es también una clara herencia que hemos recibido de Platón. Al
menos, siempre nos cabe la posibilidad de pensar que el mundo puede ser
trasformado puesto que no aceptamos la verdad injusta que se nos presenta como
un hecho insalvable. El sueño utópico de Platón, aunque hoy seamos más conscientes
de las pesadillas que pueden encerrar algunos sueños, resulta bastante atractivo
por mostrar su distancia crítica con lo que llamamos “realidad”. Por ello, La
República ha sido objeto de múltiples estudios e interpretaciones a la par que modelo, a su vez, de otros
proyectos utópicos. Si analizamos el valor que hoy le damos al testimonio de
los sentidos, la ciencia moderna ha quitado crédito al intento de cimentar el
conocimiento prescindiendo del conocimiento sensible, como es el caso de
Platón. Sin embargo, el valor otorgado hoy día a las matemáticas es innegable;
de hecho, la fundación de la ciencia moderna se produjo, en gran medida a
partir de la comprensión de que las magnitudes físicas podían expresarse en
fórmulas matemáticas. El mundo actual, basado en el desarrollo científico- tecnológico
sería impensable sin la aplicación de las matemáticas. Con respecto a la
relación entre apariencia y realidad, no creo que haga falta un gran esfuerzo
de imaginación para vernos a nosotros mismos sentados mirando fijamente las
imágenes que aparecen en nuestro televisor o sumergidos en las pantallas de
nuestros teléfonos “inteligentes”. Hoy día vivimos en una sociedad alimentada intelectualmente
con imágenes prefabricadas, con eslóganes engañosos, noticias manipuladas y con
la televisión como gran “oráculo”. Internet y las redes sociales, de tanta
actualidad, también tienen su relación con la caverna platónica. A fin de
cuentas, no dejan de ser sombras, aunque, eso sí, tecnológicamente avanzadas.
También hoy día hace falta que nos quiten las cadenas (virtuales) y nos
obliguen, como al prisionero, a salir de la caverna y completar nuestro proceso
de conocimiento, nuestra educación, cuya cuesta es tan dura y escarpada como la
que tuvo que subir el prisionero.
Otro aspecto actual es la
importancia de la educación. Una de las posibles lecturas de la República es la
de ver en la obra todo un programa educativo ideado por Platón como alternativa
a los males de su tiempo. Y éste es un tema de bastante actualidad, pues esa
preocupación por cómo debe ser la educación, qué contenidos deben ser objeto de
aprendizaje y estudio y qué métodos son los idóneos para tal fin es hoy objeto
de un vivo debate en nuestra sociedad.
Así, es habitual que, ante
cualquier problema social (drogas, violencia, marginación, etc.), se recurra a
la necesidad de que la educación pueda prevenir y moldear tales conductas
problemáticas, del mismo modo que se hace depender de la calidad educativa la
sociedad en la que se vive. ¿Y qué decir de las virtudes de diálogo? Éste es el
aspecto de la filosofía platónica que ni ha muerto ni debe morir para
garantizar la posibilidad de un espacio público donde todas las opiniones se
contrasten para poder dilucidar cuáles de ellas tienen un mejor fundamento
racional. Por eso filosofía y democracia son dos caras de la misma moneda. No
es casual que compartan lugar y fecha de nacimiento. Finalmente, los seguidores
de la corriente actual de “filosofía práctica” o “asesoramiento filosófico”
(Lou Marinoff, autor de Más Platón y menos Prozac, entre otros) insisten en la
necesidad de recuperar el diálogo socrático como una ayuda racional a nuestra
relación “razón-vida”. A esta corriente pertenecen también los “consultorios filosóficos”.
Epicuro afirmó, hace ya dos mil años, que los argumentos de la filosofía no sirven
para nada si no mitigan ningún sufrimiento humano. A esto responden los citados
“consultorios filosóficos”, en los que se usa el diálogo como herramienta para
ordenar y calibrar adecuadamente nuestros problemas e inquietudes vitales.
2º EXAMEN DE PLATÓN RESUELTO
PLATÓN.
“Pues bien, querido Glaucón,
debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho,
comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la
morada-prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol;
compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con
el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a
lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es
realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de
lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez
percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas,
que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el
ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y
que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo
privado como en lo público”.
CUESTIONES:
1. EXPLICACIÓN DEL TEXTO
El texto que se presenta corresponde al libro VII
de ‘La República’. Tras la exposición del Mito de la Caverna, Sócrates (en
realidad, Platón) expone a Glaucón las conclusiones de lo que llama la
“alegoría” (el Mito). Sócrates propone aplicar la distinción entre el mundo
sensible y el inteligible. Así, dice, debemos comparar “la región que se
manifiesta por medio de la vista” con el mundo sensible, representado en el
mito por el interior de la caverna. (la “morada-prisión”). Por otro lado,
debemos comparar el “ascenso y contemplación de las cosas de arriba” como el
proceso educativo que lleva al alma hacia la región o “àmbito inteligible”. De
entrada, el texto propone, pues, la consideración del dualismo ontológico
platónico.
Sócrates se centra ahora en lo que el alma es
capaz de percibir en la región inteligible. Lo que se percibe (y “con
dificultad” lo que indica lo árduo y duro del proceso educativo) es la Idea de
Bien, idea suprema, idea de ideas, por la cual el resto de las ideas son lo que
son.
Sócrates señala que la visión o “percepción” de
la Idea de Bien obliga a concluir que ella es la causa de la verdad (“las cosas
rectas y bellas”), tanto en el ámbito visible o sensible como en el
inteligible. En el primero, es causa de la luz. En el segundo es causa del
conocimiento verdadero. Así pues, el texto contiene la esencia del Símil del
Sol platónico.
Por último, el texto hace una clara e interesante
referencia al intelectualismo moral que Platón heredó de su maestro
Sócrates, al señalar que esa idea (la de Bien) es la que hay que tener presente
para obrar con sabiduría tanto en el ámbito privado (la moral) cuanto en el
público (la politica). Quien conozca la idea de Bien no podrá obrar injustamente.
2ª.
Define la expresión “causa de todas las cosas rectas y bellas”,
partiendo de la información que ofrece el texto y complétala con los
conocimientos que tengas de la filosofía del autor.
La expresión “causa de
todas las cosas rectas y bellas” hace referencia, o mejor, define, lo que para Platón es la cima
del conocimiento filosófico: la Idea de
Bien. En el proceso educativo (dialéctica)
que Sócrates narra a Glaucón en el Mito de la Caverna (narración que precede
inmediatamente al texto propuesto), el conocimiento de la Idea de Bien queda
determinado como el de mayor rango epistemológico al que es posible acceder,
tras un largo y penoso camino (la educación en sí: “lo que se ve al final y con dificultad”) que debe convertir a los
ignorantes (habitantes de la “morada-prisión”) en personas aptas para el
gobierno de la Polis y para la educación de los futuros gobernantes (los Filósofos).
El conocimiento de la idea de Bien es patrimonio exclusivo de estas almas educadas. Pues su “visión” o
percepción no sólo es un proceso que dura decenas de años, sino que es la
condición para comprender la propia realidad de las ideas y del conocimiento.
Sólo quien conoce la idea de Bien puede concluir que el resto de ideas son lo
que son por causa suya. Se propone así una interpretación de las ideas que en
la teoría platónica recibe el nombre de Símil
del Sol. La Idea de Bien cumple una función
doble: es productora del ser (ontologica) y del conocimiento
(epistemológica). Veámoslo:
1.
Las
ideas son las entidades que habitan en el mundo o “región” inteligible. Su
esencia eterna, inmutable y universal se debe, según Platón, precisamente a que
participan de la Idea de Bien. La Idea de Bien (que en
otros diálogos Platón identifica con la Belleza, o incluso con la Justicia),
pues, es la causa de lo que hay de
“recto y bello” en el resto de las ideas. Esta es la dimensión ontológica del Símil del Sol.
2.
Pero,
a la vez, la Idea de Bien es también la causa de que el conocimiento del mundo
inteligible que experimenta el filósofo sea verdadero o científico, a diferencia de la simple opinión o doxa, propia del àmbito sensible. El
conocimiento de la Idea de Bien permite al filósofo deducir que ella es la
causa de la verdad en el àmbito inteligible (en el texto: “señora y productora de la verdad y el conocimiento”). Se pone de
manifiesto aquí la dimensión
epistemológica del Símil del Sol.
Por último, cabe señalar que el auténtico conocimiento de
las ideas, y, por encima de ellas, de la Idea de Bien, es la condición de que
el filósofo gobierne con justicia, tanto en su vida privada como en la Polis. El intelectualismo moral socrático (conocer el bien es obrar bien) está presente aquí, como
hemos señalado en la pregunta anterior.
3ª. Redacción: Matemáticas y Dialéctica en la
Educación del Filósofo.
El proceso educativo que conduce a la formación de los filósofos-gobernantes es el tema
central de ‘La República’, el diálogo en el que se basa nuestro estudio de
Platón. En el Libro
VII, Sócrates expone a Glaucón cuál ha de ser la formación más adecuada para
aquellos que están llamados a gobernar la Polis, y pasa revista a las
disciplinas que han de constituir la educación del Filósofo.
Descartados los oficios y las artes (saberes “sensibles”
asociados a la clase de los productores), y tras detallar las etapas de estudio
de la gimnástica, la música y la astronomía, Platón señala que la educación del
filósofo comienza realmente a partir del momento en que el alma abandona el
ámbito de lo sensible y se eleva
hacia la “región” inteligible, esto es, cuando el alumno es capaz de prescindir
de la orientación práctica de los
conocimientos y atender sólo a la orientación
teórica, en la cual los conceptos e ideas son aprehendidos en sí, y no por relación a su utilidad
empírica (ejemplo: podemos estudiar astronomía para orientarnos en la
navegación: uso práctico o empírico. Pero podemos estudiar astronomía para
entender las relaciones matemáticas entre los círculos que describen los
movimientos de los planetas: uso teórico o abstracto. Éste es el que conviene
al futuro filósofo). He aquí, pues, los dos modos en que pueden cultivarse
disciplinas tales como la música, la astronomía o, sobre todo, la matemática;
de ellos, sólo uno, el teórico, que comprende los objetos por su propio fundamento o esencia, es adecuado para la educación
del filósofo.
Los saberes superiores, que constituyen el ámbito del conocimiento científico o episteme, son dos: la Matemática y la Dialéctica o Filosofía
(uno de los sentidos del término ‘Dialéctica’ es, precisamente éste: sinónimo
de Filosofía o saber supremo sobre las Ideas, Formas o Esencias). El
conocimiento matemático es previo al filosófico y, además, condición sine qua non para alcanzar el
conocimiento de las ideas. Diremos por ello que la matemática en Platón es una ciencia propedéutica de la Filosofía.
La matemática, cultivada adecuadamente, prepara
o entrena al alma para comprender
las ideas abstractas en sí mismas. El conocimiento matemático nos pone en contacto
con principios y conceptos que guardan relaciones que no dependen de la
experiencia (las propiedades de un triángulo son válidas universalmente, y no
dependen de ningún triángulo concreto), por lo que constituye la preparación
idonea para la Dialéctica, que exige, como veremos, prescindir absolutamente de
cualquier contaminación empírica de sus conceptos.
La cuestión es si la matemática, por si sola, será o no
suficiente para dirigir al alma hacia la contemplación de las Ideas en sí (pues
ésta, y no otra, es la finalidad del proceso educativo). Examinémolo.
La matemática se ocupa de objetos en gran medida similares a
las Ideas: objetos del pensamiento, abstractos e inmateriales (puntos, líneas,
figuras, etc). Esta “pureza” les acerca al mundo de las Ideas, al poder
considerar sus relaciones sin vinculación alguna con el mundo de la
experiencia. Sin embargo, los objetos del conocimiento matemático se
diferencian de las Ideas en dos importantes sentidos:
a) En cuanto objetos (ontología), son de menor
rango ontológico que ellas, pues en sí mismos no son Ideas, sino sólo
objetos que participan de las Ideas, eso
sí, de un modo más perfecto que los objetos sensibles. Un círculo, aunque
abstracto e inmaterial, no es una Idea, sino que participa de la Idea de Circularidad.
Un matemático puede considerar la intersección de dos círculos, pero sería
absurdo decir que “la Idea de Circularidad corta a la Idea de Circularidad”.
Por tanto, los objetos matemáticos pueden ser múltiples, en tanto que las ideas
filosóficas son únicas. Además, Platón considera que las ideas filosóficas, como
la justicia, la belleza, etc., son más importantes, ontológicamente hablando,
que la idea de punto o de triángulo.
b) En cuanto modo de conocimiento (epistemología), la matemática aún debe
apoyarse en lo sensible. El matemático “representa” figuras, las dibuja, las
compara, las analiza… Y este proceder aleja a la matemática del verdadero
conocimiento. En efecto, para Platón las matemáticas, aunque muy cerca, no constituyen todavía conocimiento
auténtico. Se trataría en realidad de un saber que parte de lo sensible para
dirigirse hacia lo inteligible, una especie de saber a medio camino entre los
dos “mundos” o “regiones”.
Si las matemáticas no proporcionan el método absolutamente
adecuado a la formación del filósofo, ¿qué ciencia lo hará? Platón propone
entonces su propia respuesta: la Dialéctica.
Debemos indicar ahora que el término ‘Dialéctica’ significa también para
Platón, en el contexto de la educación del filósofo, método de conocimiento. Es éste el sentido que nos interesa ahora,
puesto que debemos compararlo con el método matemático.
La dialéctica platónica tiene sus raíces, como no, en el método dialógico de su maestro
Sócrates. Sócrates basaba la educación en un método de preguntas y respuestas,
cuyas fases eran la ironía (fase
“crítica”: descubrir por medio de preguntas que el alumno o discípulo no sabe
lo que cree saber) y la mayéutica
(fase “constructiva”: llevar al discípulo a través de nuevas preguntas, hacia
el concepto deseado). Los diálogos platónicos asumen frecuentementemente este
método expositivo, sobre todo los de juventud, pero el sentido de la dialéctica
platónica va más lejos que el de su maestro, pues explica no sólo cómo tiene
lugar la educación, sino también qué naturaleza tiene el conocimiento alcanzado
por medio de la dialéctica.
La dialéctica, entendida como método de conocimiento, es la
manera en que el filósofo accede al conocimiento de las Ideas en sí.
Camino de ascenso que, dice Platón, “echando abajo las hipótesis” permite
contemplar con lso ojos del alma la realidad inmutable, el mundo de arriba, en
suma, las esencias intemporales y universales que son las Ideas. Una vez en él,
en este mundo ajeno “a lo que nace y muere”, la inteligencia (facultad asociada al conocimiento verdadero, se
moverá por sí sola, razonará de Idea
en Idea, sin ningún apoyo en lo sensible y lo empírico.
La clave para entender el vínculo entre conocimiento matemático y el dialéctico es clarificar qué significa
“echar abajo las hipótesis”. Platón sugiere que la distinción esencial entre el
método matemático y el dialéctico se encuentra en el modo en que cada uno
utiliza las hipótesis que se pretende probar. En tanto la matemática parte de definiciones y axiomas no demostrados, que deben ser aceptados (tácita o convencionalmente),
y que se arrastran a lo largo de las demostraciones, la dialéctica confronta unas hipótesis con otras, eliminando
paulatinamente aquéllas que contienen elementos empíricos o que arrastran a la
mente a contradicciones y, en este sentido, “catapultando”, a modo de
trampolín, el alma hacia otras hipótesis de rango superior, más depuradas, que,
a su vez habrán de contrastarse con otras; y así sucesivamente, hasta llegar a
una definición esencial, expresión de la Idea
en sí. En este momento se ha alcanzado el propósito de la educación: el
prisionero ha salido al exterior y ha visto la realidad con sus propios ojos.
En conclusión, la superioridad de la dialéctica sobre el
conocimiento matemático radica tanto en la naturaleza de los objetos
respectivos (diferencias entre objetos matemáticos e ideas, ya explicadas)
cuanto en la forma en que el alma llega a ellos (métodos matemático y
dialéctico, respectivamente). Digamos, por último, que si el conocimiento matemático es transitivo (en la medida en que el pensamiento o dianoia, facultad asociada a éste) se mueve en él de un
razonamiento a otro (demostraciones), en virtud de ciertas leyes axiomáticas
verdaderas por definición, el saber
dialéctico (al que se asocia la facultad de la inteligencia, o noesis)
es, además, reflexivo, en el sentido
de que es consciente del proceso a través del cual ha sido alcanzado. La
comprensión final de la idea de Bien supone la comprensión de lo que hace
perfectas a las demás ideas.
3º EXAMEN DE PLATÓN RESUELTO
" – Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz y, al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le dijese [515 d] que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio, está más próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado del tabique y se le obligara a contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le muestran ahora?"
1. Contexto histórico-político
Platón nos ilustra el proceso educativo de quien,
convirtiéndose en filósofo, está capacitado para gobernar. El mito de la
caverna pertenece al libro VII de La República, un diálogo de la etapa de
madurez fundamental para entender las tesis
platónicas sobre la realidad, el conocimiento, el ser humano, la ética y
la política. Este diálogo tiene por motor la Justicia como valor moral y virtud
del individuo y de la polis, el cual
resulta capital en el proyecto filosófico (incluso podríamos decir, biográfico)
de Platón: la creación de una polis absolutamente justa. En este diálogo Platón
indaga en los cimientos de su proyecto, y los encuentra en la educación de los
futuros gobernantes en el conocimiento del Bien. La alegoría del mito de la
caverna posee una continuidad temática con el libro VI, en el cual aborda la
naturaleza del Bien, la verdadera filosofía, la realidad y el conocimiento (a
través de símiles como el del sol y el de la línea) como elementos
imprescindibles para entender la alegoría de la caverna. La comprensión de este
fragmento, en el que plantea la educación como una liberación de las cadenas y
una curación de la ignorancia, un tema fundamental en la filosofía platónica,
es posible si nos detenemos en el
contexto histórico y filosófico de Platón, ambos muy unidos, pues para Platón,
la sociedad de su tiempo era una sociedad prisionera a la que había que
liberar.
En la Carta VII (una carta de carácter autobiográfico que
escribió Platón tras la muerte de su amigo Dión de Siracusa en el 354 a.C.),
Platón deja constancia de los hechos históricos que le impulsaron a no
participar directamente en política y dedicarse a la filosofía, con el fin de
fundamentar un Estado justo.
Platón (428-347 a.C.) nació en Atenas procedente de una
familia aristocrática con interés en la vida política, cosa bastante habitual
entre los ciudadanos libres de las polis griegas (basadas en un sistema
esclavista de producción). Se trata de una Atenas revuelta por los cambios
políticos, consecuencia de la Guerra del Peloponeso (431-404 A.C.) y el ascenso
de Macedonia (primera mitad del siglo IV a.C.). Estos hechos agudizaron más las
contradicciones del sistema democrático ateniense ya existentes antes de la
Guerra del Peloponeso, contradicciones que tenían su reflejo intelectual en la
confrontación entre el modelo aristocrático de justicia y educación con el
sofista y el socrático. Antes de la guerra y de la derrota ateniense, Atenas
había sido "el espejo en el que se miraba toda civilización", como
dijo Pericles. Con él al frente de Atenas (461-429 a.C.) se desarrolló a la par
la política imperialista de Atenas con otras polis de la Liga de Delos (Liga de
polis lideradas por Atenas para protegerse de los persas) y la democracia con el ascenso de las clases
medias en todos los órganos de gobierno (Asamblea, Consejo, Magistraturas). Se
trata de los “años dorados de Pericles” o “ilustración griega”, que ve florecer
la tragedia (Sófocles, Eurípides, Esquilo), la comedia (Aristófanes), el arte
(Fidias, Policleto, Praxíteles) y el pensamiento (presocráticos, sofistas,
Sócrates, maestro de Platón).
Pero no todos en Atenas estaban a favor de esta democratización.
Los aristócratas (entre los cuales estaba la familia de Platón) se oponían a
los demócratas, y Esparta aprovechó el descontento de muchas polis controladas
por Atenas y de los aristócratas atenienses para enfrentarse a Atenas en la Guerra del Peloponeso.
En ella, la Atenas democrática se vio vencida por la aristocrática Esparta, la
cual impuso un gobierno pro-espartano (la oligarquía de los Treinta Tiranos, en
la que había dos familiares de Platón). Platón es invitado a participar, pero
se retira viendo las injusticias de este gobierno. En el 403 vuelve una
democracia que busca la reconciliación.
Dispuesto de nuevo a participar en política, en el 399 la
muerte de Sócrates ("el más justo de los hombres de su tiempo"a quien
Platón seguía desde hacía 8 años), condenado a beber cicuta, lleva a Platón a
una convicción: todos los Estados están mal gobernados, pues acceden al poder
quienes son movidos por sus pasiones y ansían el poder, no quienes conocen la
Justicia y el Bien. Y los males del género humano no se acabarán hasta que se
eduque a los gobernantes en la filosofía (algo que intentó Platón en tres
ocasiones en Siracusa, a petición de Dión, sin éxito), o los filósofos fueran
quienes gobernaran (algo que Platón quiso lograr al fundar la Academia de
Atenas en el 387 a.C. como centro educativo alternativo a los sofistas).
Contexto filosófico
La educación como una liberación de las cadenas que nos
sujetan a la ignorancia apunta a problemas fundamentales de la época en la
vivió Platón: el problema de la realidad de los valores morales y políticos, su
papel en la vida individual y colectiva, el papel del lenguaje y de los
conceptos en la creación de nuestro conocimiento y la orientación de nuestra
vida. Todos estos problemas se aglutinaban en el problema de la educación de
los ciudadanos, cuando el conocimiento se convierte en una fuerza social, y los
planteamientos presocráticos, centrados en la realidad del cosmos, resultan
insuficientes para las nuevas demandas de la vida política. La juventud de Platón
coincide con el desarrollo del giro antropológico de la filosofía iniciado con
sofistas y Sócrates, y ambas corrientes de pensamiento ejercen una influencia
continua y poderosa en el pensamiento platónico.
Platón sigue el
planteamiento socrático en su enfrentamiento con los sofistas. Calificándolos
de "mercenarios de la palabra" y “prostitutos del espíritu”,
considera sus doctrinas escépticas y relativistas sobre el conocimiento y los
valores y su convencionalismo moral y político perversiones para los jóvenes
ansiosos de participar en el poder. Negaban la capacidad del lenguaje para
representar la realidad, y en una
sociedad ateniense en la que el gobierno se desarrollaba mediante el uso de la
palabra, la oratoria, la erística y la retórica enseñadas por los sofistas
tenían la finalidad de lograr persuadir para obtener éxito político, y eran el
"alimento" de los demagogos que habían llevado a Atenas al desastre,
desde el punto de vista platónico. Son los sofistas quienes aparecen en el mito de la caverna
como los portadores de objetos en el interior de la caverna, incapaces de
liberar de sus cadenas a los prisioneros y conducirlos hasta la luz. Y es
Sócrates quien aparece no sólo como portavoz de las palabras de Platón en todos
sus diálogos, sino que en el mito, es el prisionero liberado que ha ascendido
al exterior (el sabio) y que vuelve al interior de la caverna para liberar a
otros prisioneros (aun a costa de su vida). Para Platón, como para Sócrates, la
educación es una mejora integral del alma, el conocimiento va de la mano de la
virtud (intelectualismo moral), los valores morales son realidades objetivas y
universales que se pueden conocer a través de la razón y definir a través de
los conceptos, la verdad se manifiesta a través del diálogo, y el filósofo
tiene la función de educar en una sociedad enferma de ignorancia y encadenada
por aquello que considera valioso pero no son más que “sombras” de la realidad,
como las que ven los prisioneros de la alegoría.
A partir de la muerte de Sócrates Platón desarrolla su
proyecto educativo y político siguiendo el modelo socrático de una forma
perdurable y enfrentándose a los sofistas, pero incorporando elementos
decisivos a raíz de sus viajes a la Magna Grecia porque le pusieron en contacto
con los pitagóricos y la escuela eleática. La influencia del pitagorismo y del
eleatismo se observa en sus diálogos de Transición (Menón, Gorgias, Crátilo),
donde predominan los problemas políticos, pero ya se apuntan sus doctrinas
sobre el alma, el conocimiento como recuerdo, la verdad como lo inteligible.
Del pitagorismo recoge la creencia sobre la inmortalidad y trasmigración del
alma, la idea del cuerpo como cárcel del alma, de la impureza por el contacto
con lo sensible, de la expiación de esta impureza gracias al conocimiento, las
matemáticas como conocimiento superior, los números como entidades realmente
existentes, la unión entre política-filosofía. De la escuela eleática influyen
tanto el recurso lógico de la dialéctica de Zenón como las doctrinas de
Parménides: su planteamiento racionalista (los sentidos sólo nos proporcionan
opinión, un conocimiento engañoso, sólo la razón accede a la verdad inmutable,
eterna y universal), y el dualismo entre
realidad auténtica (el ser como inmutabilidad, perfección) y apariencia (el
mundo del cambio). Esta influencia del pitagorismo y eleatismo se hace patente
en sus diálogos de madurez (El Banquete, Fedro, Fedón, La República…), donde
aparecen las doctrinas dualistas de Platón (dualismo ontológico, epistemológico
y antropológico), reflejadas en la alegoría de la caverna, y la utopía del
Estado tripartito gobernado por filósofos.
2- Comentario del texto.
Apartado a) Explicación del texto: las dos expresiones subrayadas.
Estas dos
expresiones hacen referencia a dos componentes que forman parte del proceso
educativo en cuanto adquisición de conocimiento y de virtud: liberación del
alma de su situación inicial (ignorancia y falta de virtud), y ejercitación del
alma en el conocimiento y las virtudes que la educan.
Liberación de sus cadenas. Con esta expresión Platón hace
referencia a la liberación del alma (prisionero) de todo lo que la ata (las
cadenas) a lo inferior y de lo cual debe
purificarse: el cuerpo, el mundo sensible, la opinión, las pasiones innobles de
la parte apetitiva del alma. El alma tiene por destino contemplar la verdad
(mirar hacia la luz), pero no puede hacerlo forzada a una situación antinatural
a su naturaleza afín a las Ideas: encerrada en el cuerpo como en una tumba,
habitando en el mundo sensible que actúa de prisión o cárcel, atada a lo
sentidos, llena de conjeturas (el nivel más bajo de la opinión, rayando la
ignorancia), y movida por sus propias pasiones, en lugar de por la razón,
incapaz de conocer la verdad y de alcanzar la virtud. Por tanto, se trata de un elemento necesario
y previo para que se pueda ascender en
el conocimiento (curarse de la ignorancia,
pues la falta de sabiduría es vista como una enfermedad para el alma),
lo cual supone marchar mirando a la luz.
Mirando a la luz. Con esta expresión Platón se refiere al
proceso de educación del alma como un proceso de dirigir su capacidad de
conocimiento racional (la mirada del prisionero) hacia la verdad (la luz del
exterior de la caverna a la cual está abierta el interior de la caverna), no
hacia la irrealidad, lo ininteligible (la oscuridad de la caverna), que era la
situación en la que está el alma sin educar (el prisionero encadenado, forzado
a mirar hacia las sombras del fondo de la caverna). Esta expresión aparece en
una expresión más grande “marchar mirando a la luz” para referirse al proceso
de conocimiento racional como algo activo, un proceso ascendente de
conocimiento que parte de lo sensible hasta lo inteligible (dialéctica). En
esta “marcha” está implicada toda el alma, pero especialmente está activa la
razón, el órgano de la parte racional del alma que puede conocer la verdad, el
Mundo Inteligible (como los ojos del prisionero pueden ver la luz). En el
fragmento Platón especifica que mirar a la luz
(dirigir la razón hacia la verdad) sucede tras la liberación de las
cadenas (tras liberarse el alma de lo que le ata a lo inferior: sentidos,
opinión, mundo sensible, pasiones). Se trata de un proceso gradual que necesita
de la acomodación de la razón, “deslumbrada” (como el encandilamiento de los
ojos del prisionero) por las realidades que tiene que conocer, y que produce
incredulidad para admitir como más verdaderas las realidades que se le muestran
en el ascenso hacia la verdad. En el libro VI de La República, en el símil del
sol, aparece la comparación de la luz del sol con la verdad del Mundo
Inteligible.
Apartado b) Exposición de la temática.
El
fragmento de Platón presenta una temática onto-epistemológica y antropológica.
Se corresponde con una parte del mito de la caverna, en la cual hace referencia
a la educación como un cambio en la
orientación del alma entera con respecto a su situación anterior
(“encadenamiento” a la ignorancia, la falta de virtud) y un proceso de ascenso en
el conocimiento y en el ser. En referencia a qué es la educación y cómo se
produce, Platón se centra en este fragmento en los componentes de la educación
y en la primera fase de ese ascenso en el conocimiento y en el ser. En este
fragmento aborda estos aspectos desde el punto de vista epistemológico (el paso
del nivel más bajo de conocimiento al inmediatamente superior), ontológico
(pasar de lo menos real a cosas más reales), pero también antropológico: cómo
experimenta el sujeto el proceso de educación al que está siendo sometido.
Estos aspectos son abordados simbólicamente a través de la figura del
prisionero (el alma) encerrado desde niño en el fondo de una caverna (el mundo
sensible), que va a ser liberado de sus cadenas y obligado a marchar mirando
hacia la luz.
Sintetizando
lo principal del texto, Platón nos dice que la liberación de las cadenas y la
curación de la ignorancia de uno de los prisioneros es un proceso difícil y
forzado ya desde la primera fase en la que el sujeto pasa del nivel más bajo de
conocimiento (mirar sombras) al inmediatamente superior (percibir objetos) y se
aproxima a realidades superiores (más reales) y mira más correctamente (marcha
mirando a la luz), aunque el sujeto no lo considera así
En la
estructura del texto, se observa este
contenido esencial en tres partes:
En el inicio, se identifica el proceso de
educación al que va a ser sometida el
alma sumida en la ignorancia con la experiencia a la que va a ser sometido el
prisionero y que se describirá a continuación (Examina ahora el caso de una
liberación de sus cadenas y de una curación de su ignorancia). El proceso de la
educación se muestra compuesto por dos momentos necesarios, y en un orden
concreto: primero la liberación de las cadenas que nos atan a la ignorancia
(las cadenas que tienen al prisionero inmovilizado en el fondo de la caverna),
después la curación de la ignorancia. Con estas dos expresiones “liberación de
las cadenas” y “curación de la ignorancia”, Platón resume el proceso educativo
como un proceso integral al que se somete al alma, presentándonos metáforas
fundamentales de contenido antropológico, epistemológico y ontológico:
prisionero (alma), cadenas (pasiones, sentidos), ignorancia (opinión sobre el
mundo sensible), liberación y curación (superación del estado de ignorancia de
la verdad y de falta de virtud)
A
continuación, nos describe el proceso de “curación de la ignorancia” y cómo
experimenta el prisionero (el alma) este proceso de curación. (“qué
pasaría….cuyas sombras había visto antes”). En referencia a los elementos que
configuran la “curación de la ignorancia”, Platón enumera tres acciones que hacen referencia a lo que
el alma debe realizar, y que tienen un claro contenido epistemológico y
ontológico: Levantarse de repente, volver el cuello, marchar mirando hacia la
luz, es decir, abandonar la realidad anterior y el modo de conocimiento
anterior para dirigirse a una nueva realidad y un nuevo conocimiento. En referencia a cómo
experimenta el prisionero (el alma) esta experiencia, destaca la vivencia de
verse obligado a actuar en contra de lo que habitualmente hacía, para poder
salir de la ignorancia y alcanzar el saber (forzado a levantarse de repente,
volver el cuello y marchar mirando hacia la luz), por lo cual experimenta
sufrimiento e incapacidad inicial de conocer la nueva realidad que se le
presenta (y al hacer esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz
de percibir aquellas cosas cuyas sombras había visto antes).
Finalmente
se identifica el primer nivel del ascenso en el conocimiento y en el ser como el paso de mirar sombras a
percibir objetos (percibir aquellas
cosas cuyas sombras había visto antes) como una aproximación hacia algo más
real, y una manera más correcta de conocer, destacando el componente onto-epistemológico
(¿Qué crees que respondería…..correctamente?). La identificación de este primer
paso en la curación de la ignorancia
también nos es presentada desde la experiencia del alma, la experiencia
del prisionero. Con respecto a este componente antropológico del ascenso en el
conocimiento y en el ser, Platón destaca la vivencia de la incredulidad y
dificultad ( Y si se le mostrara…..muestran ahora?), con lo que Platón resalta
la dificultad de la educación para un alma que, desde su unión al cuerpo, no ha
contemplado más que sombras de la realidad.
3.Explicación desde la posición filosófica del
autor.
(Modelo 1 de justificación)
El análisis
de la educación de quienes serán futuros gobernantes es el problema que nos
invita a examinar Platón a través de la alegoría de la caverna (Examina ahora
(…) curación de su ignorancia): ¿Qué es la educación, en qué consiste?
Responder a esta pregunta supone desentrañar toda la filosofía platónica, pues
la educación es un proceso que afecta al alma antera, supone la adquisición de
un conocimiento sobre realidades superiores (las Ideas, y en concreto, la Idea
de Bien) que no nos proporcionan los sentidos ( estos sólo conforman Opinión)
sino la razón ( se trata de la Ciencia o Episteme), una mejora del alma en sus
virtudes ( moderación del alma apetitiva, valentía de la parte irascible,
sabiduría de la parte racional), para después saber actuar de manera justa y
acorde al Bien en sí en la vida privada y pública ( el Estado). El mismo
Platón, al inicio de la alegoría, nos dice que comparemos nuestra naturaleza
(se está refiriendo al alma) antes y después de ser educada en el conocimiento
del Bien con una situación que nos describe alegóricamente su dualismo
ontológico (mundo sensible// Mundo Inteligible), epistemológico (Opinión//
Ciencia), antropológico (cuerpo// alma) y los grados de realidad en
correspondencia con los grados de conocimiento (hay un paralelismo entre el
mito y el símil de la línea). El objetivo es que comprendamos la importancia
del proceso educativo de los filósofos-gobernantes para la justicia en la
polis.
La naturaleza del ser humano antes de ser educado como el prisionero encadenado desde niño en
el interior de una oscura caverna. Dualismo ontológico y antropológico.
En la
alegoría, Platón se sirve de la imagen de una caverna para representar el mundo
sensible, y el exterior para simbolizar el mundo inteligible. La caverna tiene
toda su entrada abierta a la luz del exterior, es decir, el mundo sensible
participa de alguna manera de la verdad, aunque no sea la realidad auténtica.
El mundo sensible es la copia o imitación del inteligible. Es un mundo
material, por lo que cambia, es imperfecto, no tiene en sí mismo la causa de su
esencia y existencia. El mundo inteligible es la esencia trascendente del mundo
sensible, el modelo o paradigma que inspiró al Demiurgo cuando moldeó el mundo
sensible a partir de la materia caótica. Está compuesto por entes inmateriales,
eternos y perfectos: los objetos
matemáticos y las Ideas, en cuya cima está la Idea de Bien, representada en la
alegoría por el Sol del exterior.
En el mundo
sensible están las almas temporalmente ocupando un cuerpo ( a la muerte del ser
humano, las almas transmigran a otros cuerpos, se reencarnan). Las almas
constituyen la naturaleza del ser humano, no el cuerpo. Las almas son
inmateriales, inmortales, afines a las Ideas, son el principio de vida y de
conciencia. Su unión con el cuerpo es violenta y accidental, y unidas al cuerpo
son prisioneros, debido a su caída desde el mundo inteligible, cuando
intentaban contemplar las Ideas con su parte racional, pero las pasiones de su
parte apetitiva las arrastraron hacia el mundo sensible, y la parte irascible
del alma (la voluntad), no pudo resistirse a la fuerza de la pasión. Aquí, en
el mundo sensible, se encuentran encerradas y encadenadas a la ignorancia y a
la falta de virtud, como los prisioneros de la alegoría están encadenados en el
fondo de la caverna, incapaces de conocer la verdad si no son educadas, como
los prisioneros no pueden salir al exterior si no son liberados y forzados a
marchar mirando hacia la luz.
La educación del alma (la liberación del prisionero de sus
cadenas y la curación de su ignorancia). Epistemología, Ontología y Ética:
dualismo epistemológico, grados de conocimiento y de realidad y adquisición de
la virtud.
Platón
alude en el texto al proceso educativo como una liberación del prisionero de sus
cadenas y una curación de su ignorancia. Encerrada en el cuerpo, el alma está
atada a los sentidos como fuente de información y sólo tiene Opinión
(conocimiento sensorial del mundo sensible), un conocimiento confuso, que no
contiene la verdad (la inteligibilidad del Mundo inteligible). Antes de ser
educada en el conocimiento del Bien, el alma se encuentra en el nivel más bajo
de conocimiento: la conjetura sobre las imágenes de los objetos físicos. Esta
situación la simboliza en la alegoría con la situación forzosa de los
prisioneros tomando por realidad las sombras proyectadas en el fondo de la
caverna y los ecos que escuchan. Detrás de los prisioneros hay otra realidad
que ver: objetos transportados y una hoguera en lo alto de la caverna. La
percepción de los objetos de la caverna se corresponde con el siguiente grado
de conocimiento, menos confuso que la conjetura, pero Opinión al fin y al cabo:
la creencia, que tiene por objeto las cosas del mundo sensible (objetos
naturales y artificiales). Pero la visión del interior de la caverna (Opinión),
es incomparable con la contemplación del exterior (el conocimiento propiamente
dicho o Ciencia: conocimiento racional
de lo inteligible), algo que sólo se puede conseguir forzando a los prisioneros
a levantarse de repente, girar el cuello y marchar mirando a la luz, es decir, obligando a la razón a que se
oriente hacia la verdad, no hacia el mundo sensible, y renuncie a los
sentidos. El paso de un grado de
realidad menos verdadero a uno más verdadero produce confusión, pues el alma no
reconoce la nueva realidad, aunque esté más próxima a lo real (está ascendiendo
en los grados de realidad) y esté mirando más correctamente (su conocimiento
está ascendiendo, desde lo sensible, hacia la ciencia o episteme, es decir, se
está realizando la dialéctica en el sentido general de ascenso en el
conocimiento). El alma no sólo se encuentra confusa en el reconocimiento de la
verdad porque su razón no puede reconocer inmediatamente la verdad y tiene que
acostumbrarse a una ejercitación continua (los ojos del prisionero están
encandilados cuando el prisionero es forzado a marchar mirando hacia la luz),
sino que también se encuentra irritada por el proceso al que se ve sometida.
Esto se debe a que el trabajo de la
razón en el conocimiento de la verdad ( la mirada de los ojos del prisionero
dirigida hacia la luz) va acompañado de
un control de las pasiones y de un fortalecimiento de la voluntad, algo a lo
que nunca antes se había visto sometida. Sin la adquisición de las virtudes de
la moderación de los apetitos y la valentía de la voluntad, la razón no puede
alcanzar la sabiduría (Dialéctica o Filosofía, la ciencia suprema del Bien), ya
que las pasiones del alma actúan como “cadenas” que sujetan a ésta a la
ignorancia, al impedir el ejercicio racional
El ascenso
en los grados de realidad y de conocimiento, después de pasar de las conjeturas
a las creencias, continúa con la
adquisición de la ciencia matemática y la ciencia dialéctica, algo que no
aparece en este fragmento pero sí al mito de la caverna. Es decir, se trata de
abandonar la Opinión y adentrarse en la
Ciencia. El estudio de las matemáticas es el primer paso de la Ciencia. Las
matemáticas utilizan el pensamiento discursivo (dianoia) para conocer los
objetos matemáticos (“copias” de las Ideas matemáticas), apoyándose en imágenes
sensibles para sus deducciones. Se trata de un nivel de conocimiento intermedio
entre la Opinión y la Ciencia superior: la Dialéctica. En la Ciencia Dialéctica, el proceso racional
que se sigue es la nóesis, inteligencia
pura o conocimiento intuitivo (también llamado dialéctica), un proceso no
discursivo para conocer las Ideas (Ideas de objetos, Ideas matemáticas, Ideas
superiores) hasta llegar a (dialéctica ascendente) la Idea de Bien y a partir
de ella, comprender todo el mundo inteligible (dialéctica descendente). En la
alegoría, el conocimiento de lo inteligible se corresponde con la contemplación
del exterior de la caverna: primero los reflejos e imágenes de los objetos
(pensamiento discursivo) después los objetos mismos y el cielo de noche;
finalmente, podrá ver el Sol, tal cual
es (contemplación intuitiva del Bien, dialéctica ascendente) y comprender su
importancia en la realidad (dialéctica descendente)
Platón ve
la posibilidad de realizar este ascenso no sólo mediante el uso de la razón,
sino también por el impulso amoroso (el Eros). En cualquier caso, la
contemplación de lo inteligible, y en su cúspide, del Bien, es posible para el
alma encerrada en el cuerpo porque el alma guarda el recuerdo de la verdad
contemplada antes de caer al mundo sensible. El contacto con las copias de lo
inteligible puede servir de ocasión para que el alma recuerde la verdad
olvidada (es la teoría de la reminiscencia: conocer es recordar).
El conocimiento del Bien y el Estado justo. Epistemología y
Política
El ascenso
en los grados del ser y del conocimiento y la adquisición de la virtud, es
decir, la educación (liberación de las cadenas y curación de la ignorancia)
tiene una finalidad práctica para Platón: preparar para ser gobernante en un
Estado justo. El prisionero liberado, curado de su ignorancia, que ya ha
contemplado el exterior debe volver a la caverna, para intentar liberar a
otros. Es decir, el alma educada en el conocimiento del Bien debe ponerlo en
práctica, intentando educar a otras almas. En la visión platónica del Estado
justo, los filósofos deben gobernar, pues en ellos está presente la virtud de
la sabiduría, y entre sus funciones de gobierno está la función de educar a los
miembros del Estado. Si la liberación de las cadenas y la curación de la
ignorancia suponían la fase teórica de la educación de los futuros gobernantes,
el descenso de nuevo a la caverna para liberar a otros compañeros de cautiverio
es la fase práctica.
¿Por qué sólo los filósofos, los únicos sabios, deben
gobernar, los valientes defender la polis y los moderados en apetitos producir
bienes para la polis? Responder a esta pregunta sobre la estructura tripartita
del Estado, la única que garantiza la justicia (el equilibrio entre necesidades
y capacidades entre los miembros de la polis), requiere conocer lo que
representa para Platón el Bien como realidad máxima, y la importancia de su
conocimiento. Comprender el Bien supone comprender toda la realidad inteligible
(todas las Ideas participan del Bien, del principio incondicionado de todo) y
sensible (pues el mundo sensible es una imitación del inteligible). Pero el
Bien no sólo tiene funciones ontológicas (el Bien es la causa del ser y la
existencia de lo inteligible y lo sensible) y epistemológicas (comprensión de
lo inteligible y de lo sensible), sino ético-políticas: Sólo quien conoce el
Bien, puede actuar de acuerdo a él tanto en su vida privada como en la vida
pública. Si gobiernan quienes sólo conocen “sombras” del Bien, nunca actuarán
de manera justa, ni buscando el bien del Estado. Por eso, en la filosofía de
Platón, la educación es un elemento que garantiza que sólo los sabios puedan
gobernar, y que aquellos en quienes no domine la parte racional del alma ni
hayan sido educados en el conocimiento del Bien se sometan al gobierno de los
sabios, cumpliendo las funciones de defensa (en quienes predomina la parte
irascible del alma, y tengan la virtud de la valentía) y de producción (en
quienes predomina la parte apetitiva del alma con la virtud de la moderación).
Esta
educación en el conocimiento del Bien se complementará con un régimen de vida
que elimine la posibilidad de tener familia propia y bienes privados para
guardianes y gobernantes, evitando así el egoísmo y que la acción de estas dos
clases sociales pudiera orientarse hacia el bien privado, en lugar de hacia el
bien común.
(Ejemplo 2 de justificación).
El análisis
de la educación de quienes serán futuros gobernantes es el problema que nos
invita a examinar Platón a través de la alegoría de la caverna (Examina ahora
(…) curación de su ignorancia): ¿Qué es la educación, en qué consiste?
Responder a esta pregunta supone desentrañar toda la filosofía platónica, pues
la educación es un proceso que afecta al alma antera, supone la adquisición de
un conocimiento sobre realidades superiores (las Ideas, y en concreto, la Idea
de Bien) que no nos proporcionan los sentidos ( estos sólo conforman Opinión)
sino la razón ( se trata de la Ciencia o Episteme), una mejora del alma en sus
virtudes ( moderación del alma apetitiva, valentía de la parte irascible,
sabiduría de la parte racional), para después saber actuar de manera justa y
acorde al Bien en sí en la vida privada y pública ( el Estado). El mismo
Platón, al inicio de la alegoría, nos dice que comparemos nuestra naturaleza
(se está refiriendo al alma) antes y después de ser educada en el conocimiento
del Bien con una situación que nos describe alegóricamente su dualismo
ontológico (mundo sensible// Mundo Inteligible), epistemológico (Opinión//
Ciencia), antropológico (cuerpo// alma) y los grados de realidad en
correspondencia con los grados de conocimiento (hay un paralelismo entre el
mito y el símil de la línea). El objetivo es que comprendamos la importancia
del proceso educativo de los filósofos-gobernantes para la justicia en la
polis.
Las almas
sin educar (para Platón, la mayoría de los seres humanos) son como prisioneros
que desde niños están encerrados en una caverna (el mundo sensible, material,
cambiante, copia o imitación imperfecta del Mundo Inteligible), encadenados de
forma que no pueden ver otra cosa, ni tomar por real, salvo las sombras
proyectadas en el fondo de la caverna y los ecos que escuchan (las imágenes de
los objetos del mundo sensible, también los prejuicios). Detrás de ellos existe
otra realidad que desconocen: un muro, detrás del cual unos portadores (los
falsos educadores como poetas, sofistas, incluso presocráticos) llevan objetos
hechos de madera, de piedra…, que imitan a hombres, árboles…( los objetos
naturales y artificiales del mundo sensible, que son una imitación de las Ideas
del Mundo Inteligible, los modelos inmateriales, perfectos, eternos y esencias
trascendentes de la realidad sensible). Y en lo alto de la caverna, una hoguera
(el sol del mundo físico), cuya luz proyecta las sombras que los prisioneros
ven. Las almas de quienes vayan a ser gobernantes deben liberarse de las
“cadenas” que representan el cuerpo, los sentidos, sus pasiones innobles, para
así curarse de la ignorancia y poder contemplar la verdad (hasta contemplar el
Bien), igual que el prisionero debe ser liberado, forzado a levantarse, volver
el cuello y marchar mirando a la luz, subir por la escarpada y empinada cuesta
(superar la dificultad del conocimiento) hasta contemplar el exterior (el Mundo
Inteligible) y ver el sol tal cual es ( contemplar la Idea de Bien).
Platón nos
dice en este fragmento que cuando el prisionero pasa de ver sombras a percibir
los objetos cuyas sombras había visto antes, es incapaz de ver con claridad.
Cada ascenso en un grado del conocimiento
y del ser (cada ascenso en el proceso dialéctico, en el ascenso desde lo
sensible a lo inteligible) supone un tiempo de adaptación para la razón (la parte racional del alma) a la
verdad, a la inteligibilidad del mundo inteligible (como los ojos del
prisionero deben adaptarse a la luz.) El grado más bajo de conocimiento es la
conjetura o imaginación, el grado de
Opinión (conocimiento sensorial del mundo sensible) que nos formamos
sobre las imágenes, reflejos y sombras de la realidad (también los
conocimientos adquiridos por prejuicios). Si los objetos físicos son copia de
las Ideas, las sombras de los objetos son “copia de la copia”, son la realidad
que menos verdad contiene, por eso su nivel de conocimiento es el más confuso.
El grado inmediatamente superior (aunque todavía dentro de la opinión) se
corresponde con la creencia, la percepción de los objetos físicos. Es un
conocimiento menos confuso que el anterior porque se corresponde con realidades
más próximas a lo real (aunque lo auténticamente real es el Mundo Inteligible),
y por eso podemos decir que el alma conoce más correctamente (que el prisionero
mira más correctamente).Si completamos el ascenso en los grados de realidad y
de conocimiento pasamos al Mundo Inteligible y la Ciencia. En la alegoría se
corresponde con la contemplación del exterior de la caverna. El prisionero sólo
puede ver al principio las sombras y reflejos de los objetos del exterior, es
decir, la razón se ejercita en el pensamiento discursivo (dianoia) sobre los
objetos matemáticos (“copias” inteligibles de las Ideas matemáticas). Más
tarde, el prisionero podrá ver los objetos mismos, el cielo de noche, hasta
soportar la visión del Sol. Con ello Platón alude a la fase ascendente de la
dialéctica (el proceso racional, no deductivo ni apoyado en imágenes como la
dianoia, sino la noesis o inteligencia pura) en la que a partir de las Ideas
como hipótesis, la razón alcanza la Idea de Bien. Y el prisionero comprenderá
que el Sol es la causa de la luz, del exterior, y de las cosas que ellos habían
visto en la caverna. Es decir, tras la contemplación del Bien, viene la fase
descendente de la dialéctica: una comprensión del Bien como realidad suprema,
causa de la verdad, del Mundo inteligible y de la Ciencia y una comprensión de cada
una de las Ideas, y de las relaciones entre ellas, una comprensión del mundo sensible como copia
del inteligible, y la consideración del Bien como la realidad de la cual
depende la buena acción moral y el bien del Estado. Con la culminación de la
fase descendente del proceso dialéctico, el alma alcanza la máxima ciencia o
episteme (conocimiento racional de lo inteligible): la Dialéctica, Sabiduría o
Filosofía, y con ello la máxima virtud del alma racional (la sabiduría),
condiciones necesarias para actuar como un buen ciudadano y un buen gobernante.
El tránsito
por los niveles de conocimiento hasta llegar al Bien es posible porque, aunque
el Mundo Inteligible existe de manera separada al sensible, éste participa del
inteligible, y sirve de ocasión para que en el alma se despierte el recuerdo de
la verdad contemplada antes de unirse al cuerpo, pues conocer es recordar (
teoría de la anámnesis o reminiscencia).
En Platón hay una concepción innatista del conocimiento: al caer el alma
al mundo sensible, arrastrada por sus deseos, olvida momentáneamente la verdad
contemplada en el Mundo Inteligible, pero el contacto con el mundo sensible
puede despertar el recuerdo, siempre que se conduzca al alma hacia ello
(siempre que se fuerce al prisionero a levantarse, girar el cuello…). Es
importante señalar que el proceso de ascenso en el ser y en el conocimiento
supone también una purificación del alma y la adquisición de virtudes. Toda el
alma resulta educada, toda ella debe ascender hacia el Bien. Por eso, es necesario
primero dominar las pasiones de la parte apetitiva del alma (alcanzar la
moderación) y fortalecer la voluntad de la parte irascible del alma (alcanzar la valentía) para que la parte
racional del alma ( la razón) pueda ejercitarse en la Ciencia, en el recuerdo
del Bien. A pesar de la insistencia platónica en el ejercicio de la razón para
conocer el Bien, Platón no sólo
considera que la dialéctica nos lleva al Bien: también el impulso amoroso (el
Eros), que parte de la contemplación de la belleza del amado, puede conducirnos
al Bien en sí.
La
alegoría, finalmente, nos dice qué le espera al prisionero liberado tras
contemplar el sol del exterior: descender de nuevo a la caverna, para intentar
liberar a otros prisioneros. Para Platón, la formación en la Dialéctica o
Filosofía no tenía como objetivo formar a sabios para su propio beneficio, sino
para el bien de la polis: el filósofo debe ejercitarse en las funciones de
gobierno (entre las cuales está la educación), pues sólo ellos podrán actuar
con vistas al Bien. Los sabios conformarán el grupo social de los gobernantes.
Quienes no hayan alcanzado esta fase en la educación, cumplirán otras
funciones, generando otros dos grupos sociales: la defensa quienes tengan un
predominio del alma irascible y sean valientes (serán los guardianes), la
producción quienes tengan un predominio del alma apetitiva y sean moderados
(serán los productores). En este equilibrio de funciones consiste la justicia
en la polis como virtud de la misma, y este equilibrio de funciones dicta que
sólo haya un buen régimen político: el gobierno de un monarca filósofo o de una
aristocracia de filósofos. El resto de formas de gobierno (timocracia,
oligarquía, democracia, tiranía) son degeneraciones de la justicia, pues no
gobiernan los sabios.
A la
educación de los futuros gobernantes en el estado tripartito de Platón
(gobernantes, guardianes, productores) se une un régimen de vida con
comunismo de bienes y sin familia propia
para gobernantes y guardianes, evitando así que se busque el bien propio en
lugar del bien común en el Estado.
4- Relación del tema elegido con otra posición filosófica
(Relación 1. Platón, los sofistas y Sócrates)
Este fragmento de Platón nos sitúa ante las doctrinas
fundamentales de este autor a torno a la realidad, el conocimiento y el ser
humano. Además, lo hace en torno a un problema fundamental en la época: la
educación. Desde la perspectiva de la educación y de los planteamientos
epistemológicos, ontológicos y antropológicos que subyacen detrás de ella, se
puede relacionar la filosofía platónica con la sofista y la socrática,
centrándonos en diversas preguntas:
¿Qué es la educación? Para sofistas, Sócrates y Platón, en
cierta forma, la educación es la adquisición de un determinado conocimiento y
de una cierta virtud. Pero en relación a qué se debe conocer y en qué consiste
esta virtud, existen claras diferencias. Para los sofistas, se trata de conocer
el arte de la oratoria, la retórica y la erística para saber utilizar el
lenguaje y persuadir al oyente. El objetivo de la educación es la adquisición
de la virtud política, traducida en el éxito en el ejercicio del poder. A ello
se enfrentan Sócrates y Platón. Éste, por influencia socrática, considerará que
la educación es un proceso de perfeccionamiento moral del alma, a la par que la
adquisición de los valores morales como conocimiento teórico. El
intelectualismo moral socrático deja su huella en Platón: conocer la justicia y
el bien supone adquirir la sabiduría como virtud moral, y quien conoce el bien, actúa bien. También
Sócrates y Platón coincidirán en considerar que el objetivo de la educación no
es el éxito, sino la virtud moral, y con ello la felicidad, que siempre resulta
útil para quien la posee y para la polis. Esto les lleva a creer que ciudadanos
justos es imposible que den lugar a una polis injusta, y que una polis justa dé
lugar a ciudadanos injustos. Vemos, pues, en Sócrates y Platón, la consideración
ético-política de la educación.
¿Qué modelo de conocimiento y de realidad hay detrás de
estos modelos educativos? Recordemos que Platón sigue la línea socrática de
enfrentarse a los sofistas. Estos mantienen un planteamiento empirista,
relativista y escéptico en torno al conocimiento, lo que se traduce en una
concepción relativista sobre la realidad conocida. Los sofistas consideran que
no hay posibilidad de un conocimiento absoluto sobre la supuesta realidad
objetiva. Esto es especialmente relevante en el ámbito de la ética y la
política: los valores morales y políticos no son realidades objetivas,
universales, sino creaciones humanas fruto de la convención o pacto. Y su valor
no es absoluto, sino relativo. A ello se puede añadir que, si buscamos el valor
legítimo de las leyes basadas en los valores, tendríamos que ponerlo no en
relación a una supuesta realidad independiente del ser humano, sino en relación
al comportamiento humano. De esta manera, el valor de las leyes del estado se
establecerá en relación al valor del derecho natural, lo cual llevará a muchos
sofistas a considerar que las leyes son
antinaturales.
Sócrates y
Platón conciben los valores como realidades objetivas y universales,
independientes del ser humano, y defienden la posibilidad de un conocimiento
objetivo y absoluto de los mismos a través de la razón. Por ello, el valor
legítimo de las leyes basadas en los valores está en los propios valores
objetivos, independientes de la mente humana. Pero dónde residen estos valores
y cómo conocerlos es algo en lo que difieren Sócrates y Platón. Mientras el
primero concibe que los valores son la esencia intrínseca de las cosas (las
cosas justas contienen la esencia de la justicia), la cual puede ser obtenida
mediante el razonamiento inductivo de la mayéutica; Platón insiste en que los
valores universales, las Ideas, son esencias trascendentes al mundo sensible,
no están en las cosas, por lo que la inducción no sirve como método de
conocimiento. La mayéutica socrática será sustituida por la dialéctica, un
proceso racional que supone haber dejado de mirar al mundo sensible y despertar
el recuerdo de la verdad contemplada por el alma antes de caer al mundo
sensible. Hay en Platón un dualismo ontológico, antropológico y epistemológico
no presente en Sócrates.
Finalmente,
podemos completar la relación en torno a la educación fijándonos en el modelo
de ser humano que hay detrás de cada planteamiento.
Los
sofistas, cuando se plantean el valor de las leyes en relación con el derecho
natural, e independientemente de la disparidad existente entre los sofistas en
relación a la naturaleza humana (encontramos desde un modelo igualitario de la
naturaleza humana hasta la idea del hombre como ser guiado por sus propios
egoísmos), no presentan una idea del hombre centrada en su dimensión ética,
como sí harán Sócrates y Platón, ni un dualismo entre cuerpo// alma como sí
presenta Platón. La perspectiva dualista de Platón no llevará sólo a destacar
la prioridad del alma sobre el cuerpo, algo que también había mantenido
Sócrates, sino a considerar el cuerpo como una cárcel para el alma y a mantener
las nociones de trasmigración y reencarnación de aquélla, algo que está fuera
de las consideraciones socráticas, y que resulta capital en Platón. El dualismo
platónico tiene su origen en la influencia pitagórica y de la religión órfica,
no en la influencia socrática. En lo que sí coinciden Sócrates y Platón, frente
a los sofistas, es en destacar la dimensión moral del individuo unida de forma
indisociable a la dimensión política: un individuo justo moralmente es justo
políticamente, y viceversa.
(Relación 2. Platón y Aristóteles)
Los
planteamientos platónicos en torno a los contenidos epistemológicos,
ontológicos y antropológicos que subyacen a la idea de la educación de lo
ciudadanos tienen una crítica importante en otra de las figuras filosóficas de
la Antigüedad griega fundamental para la filosofía y la cultura occidental:
Aristóteles. Alumno de la Academia y después profesor de la misma, Aristóteles
elaboró su propia filosofía en discusión con Platón, y difiere de su maestro no
sólo por la crítica a los planteamientos dualistas, sino por el distinto
proyecto filosófico que hay detrás de cada autor (ético-político en el caso de
Platón, unificador de las ciencias en el caso de Aristóteles). Veamos la
relación en cada uno de los contenidos presentes en el fragmento objeto de
análisis.
Planteamiento ontológico dualista de Platón: existen dos
grados opuestos de realidad, el inteligible y el sensible, siendo el primero la
esencia trascendente que da ser y existencia al mundo sensible. Aristóteles
considera que la teoría de las Ideas no puede dar razón ni de la naturaleza
propia del mundo sensible ni de los cambios que en éste se producen. Las Ideas,
como esencias, si representan la naturaleza de las cosas, no se tratan de
esencias trascendentes, sino inmanentes a las cosas físicas. Toda realidad
sensible existe por la confluencia de cuatro causas o principios: la materia,
la forma, la causa eficiente y la causa final. En los seres naturales, la
forma, la causa eficiente y la causa final es lo mismo: la naturaleza propia de
cada ser, lo que llama Aristóteles la sustancia segunda de las cosas físicas
(las sustancias primeras). Todo ser natural (sustancia primera) está compuesto,
de forma indisoluble, por materia y forma (teoría hilemórfica de la sustancia).
No existe la materia de las sustancias disociada de la forma, ni ésta existe de
forma separada a la sustancia natural. Aunque en los dos autores observamos un
modelo teleológico de la realidad (todo existe y se desarrolla tendiendo a un
fin), en el caso de Platón es un modelo trascendente de finalismo (las cosas
copian o imitan a las Ideas, trascendentes) y en el de Aristóteles no (cada
cosa se desarrolla de acuerdo a su naturaleza interna propia).
El cambio
de la realidad física, en Platón, era explicado por la materia que introduce
imperfección, corrupción en la copia de lo inteligible, pues las esencias
(Ideas) son inmutables. Para Aristóteles lo sensible no es copia de nada, y el
movimiento se explica por el paso de la potencia al acto, tanto en los
accidentes (cambios accidentales o en los aspectos de algo) como en la forma o
esencia (cambio esencial). La única realidad que no cambia y permanece
inalterable es el acto puro en el que consiste el Primer Motor Inmóvil, la
primera causa incausada en el orden de la realidad, y que produce el movimiento
del mundo supralunar (una herencia platónica de los grados de realidad, que
establece un primer principio de todo que da cuenta de la realidad que
observamos).
Planteamiento epistemológico dualista en Platón: los
sentidos sólo proporcionan Opinión (conocimiento sensorial de lo sensible), la
Ciencia (conocimiento racional de lo inteligible) se elabora prescindiendo de
los sentidos. Elaborar Ciencia es lo mismo que recordar la verdad con la que
nace el alma, siguiendo el proceso dialéctico. En estas tesis platónicas
observamos un planteamiento racionalista e innatista del conocimiento, no
compartido en absoluto por Aristóteles. Aunque éste considera, como Platón, que
el conocimiento racional es superior al sensorial, el punto de partida de
Aristóteles es empirista: la razón elabora conceptos sobre la esencia de las
cosas a partir de la información captada por los sentidos. La imagen de la
razón o entendimiento como una tablilla de cera sin ningún contenido innato
contrasta con la imagen platónica de un recuerdo de la verdad inscrito en la
razón y que puede recuperarse. Como la forma esencial de las cosas, según
Aristóteles, está en las cosas (no en un mundo inteligible separado de éste),
es a partir de ellas como el entendimiento puede captarla. Las cosas poseen en
sí mismas su cognoscibilidad (no son cognoscibles por copiar o imitar nada), y
la Ciencia consistirá no sólo en dos tipos de conocimiento (Matemáticas y
Dialéctica), sino en la conjunción de todos los conocimientos causales,
objetivos y deductivos que podemos elaborar de toda la realidad, incluida la
sensible. Una primera consecuencia de ello es que la Física, que para Platón
constituía Opinión, se convierte en Aristóteles en Filosofía Segunda (la
Filosofía Primera es la Metafísica, la ciencia del ser en cuanto tal y de sus
causas) en el orden de importancia, y su objetivo es el conocimiento del mundo
natural, en el cual está incluido el ser humano.
No sólo qué
es conocer, qué puede ser objeto de Ciencia
y qué tipos de Ciencia existen son respondidas de forma distinta en
Aristóteles y en Platón. La metodología va a se diferente: la dialéctica como
conocimiento intuitivo no es el modo de llegar a la verdad, sino la inducción y
la deducción lógicas.
Planteamiento antropológico dualista en Platón: el alma se
encuentra encerrada en el cuerpo como en una cárcel, y la educación del alma
consiste en la liberación de las cadenas del cuerpo y el recuerdo de la
verdad. En la relación epistemológica
entre los dos autores ya se apuntó la crítica aristotélica al innatismo
platónico. Éste tiene su base en el dualismo antropológico: al alma preexiste
al cuerpo, es afín a las Ideas, las contempla, pero cae al mundo físico, se une
de forma accidental y violenta al cuerpo. El fin del alma es desprenderse del
cuerpo, de los sentidos, recordar la verdad, y evitar con ello el ciclo
sucesivo de reencarnaciones. Se trata de tesis de carácter religioso ausentes
por completo en Aristóteles, quien al hablarnos del ser humano, lo hace desde
los planteamientos de la teoría hilemórfica de la sustancia.
De acuerdo
con esta teoría el ser humano es un ser natural en el que encontramos la unión
esencial (no accidental ni violenta) del alma (la forma del ser humano) y del
cuerpo (la materia del ser humano). Si Platón habla de tres almas distintas,
Aristóteles insiste en la unicidad del alma: una única forma que cumple
funciones vegetativas, sensitivas y racionales (con las facultades de la razón
o entendimiento y de la voluntad- la voluntad no era una facultad racional,
sino irascible en Platón-).
Se ha discutido si Aristóteles aceptaba algún tipo de
inmortalidad para el alma, pues en ocasiones habla de la parte activa del
entendimiento como siendo inmortal. Si en Aristóteles la inmortalidad del alma,
o de alguna parte o función del alma, es objeto de análisis y discusión por
parte del autor, en el caso de Platón es un presupuesto básico de su filosofía,
algo indiscutible.
La siguiente explicación del texto pertenece al Aula de Filosofía Eugenio Sánchez Bravo, cuya explicación e interpretación completa completa la podéis encontrar en la página. Aparecen los textos de selectividad 514-517 del libro VII de la Républica de Platón explicados en detalle, y sobre todo cuestiones relativas a actualidad.
https://auladefilosofia.net/2008/10/28/texto-pau-platon-el-mito-de-la-caverna/
O no pienses en Matrix y piensa un poco más…
Por ejemplo, en los comentarios a esta entrada podrás ver que José Ignacio me pregunta:
“Hola Eugenio,
Hace poco vi el show de Truman y a raíz de leer otra vez el mito de
la caverna se me ocurrió relacionarlas porque Truman es prisionero en la
caverna y sale luego al exterior del reality asimilando esto al momento
en que los prisioneros salen de la caverna, pero al margen de esta
comparación se me ocurrió otra cosa como es que refleja una sociedad en
el que los medios hacen y deshacen por su beneficio sin importarles el
daño que puedan causar y que es una sociedad dominada en cierto modo por
ellos, y pensándolo bien es nuestra sociedad, la actual donde las
medios y en especial la televisión tratan de mantenernos en una
“caverna”, quizá estoy equivocado pero por eso escribía para ver si
podrias darme otra vision o si lo dicho es más menos correcto.”
Y yo le respondo:
“Hola José Ignacio,
tanto El show de Truman como Matrix sirven muy bien para representar el mito de Platón a un nivel elemental. En Matrix son las máquinas, y en El show de Truman son
los medios de comunicación de masas, los que se nos han ido de las
manos, los que, como tú dices, nos tienen encerrados en el fondo de una
caverna con el objetivo de manipular y someter a la ciudadanía. Si
seguimos con esta interpretación del mito se supone que es posible una
verdad alternativa que podemos encontrar, por ejemplo, cuando
perseguimos la belleza en la literatura o en el arte. Por eso una forma
de desvincularse de la caverna es leer a Nietzsche o escuchar a Brahms.
Esa sería la versión de El Banquete. En La República habría
que perseguir el bien y la justicia social. A este respecto ha
aparecido hoy en la prensa una gran noticia: en Australia han condenado a
la agencia de calificación Standard & Poor’s por estafa. Te dejo el
enlace:http://www.publico.es/dinero/444893/historica-sentencia-contra-standard-and-poor-s-en-australia
Ahora bien, el mito de Platón no es tan ingenuo y tampoco lo son esas
películas. Cuando Platón escribe el mito de la caverna no está jugando
con la idea de la Belleza sino que tiene un objetivo político muy claro:
imponer un sistema político gobernado por un rey-filósofo que trata a
los demás como si fuesen ganado. Platón dice que la diversidad de
opiniones (algo que es bueno y democrático) pertenece a las sombras de
la caverna mientras que la contemplación de la Idea del Bien (un estado
racista que practica la eugenesia, prohíbe la libertad de expresión y
expulsa el arte de la ciudad) es el objetivo a perseguir.
El mito de la caverna (y en cierto modo Matrix) es fascismo en estado
puro. En democracia no existen, gracias a Dios, ni la Idea del Bien ni
la Idea de Justicia. Tenemos opiniones y, gracias a las tecnologías de
la información, las opiniones a las que tienes acceso, ya sean políticas
o artísticas, se hay multiplicado exponencialmente. Ese no es el reino
de las sombras del que huir. A mí me parece un buen punto de partida
para poder tener una democracia más participativa y una ciudadanía más
cultivada. Ahora bien, ¿cómo distinguir las buenas opiniones de las
malas? No hay otra manera que estimular la sensibilidad moral, política o
estética a través de la lectura, del arte, del diálogo. Esto sí es un
proceso lento y arduo y no el que te den ya prefabricada una supuesta
Idea del Bien.
Cuando Platón escribe el mito de la caverna ha perdido el sentido del humor y la ironía socrática que mantenía en los primeros diálogos. Peor para él.”
2. Liberación de un prisionero: “ojos llenos de fulgores”
¿Qué ocurriría si alguien fuese liberado y forzado a salir de la caverna?
En principio, le costaría identificar los objetos
que pasan tras el tabique porque le molestaría el fuego de la caverna.
Si se le preguntara qué le parecía más real, si los objetos o las
sombras, se decantaría claramente por las sombras. Si se le dijera que
esos objetos son mucho más reales y que ahora su visión está mejor
orientada le costaría creerlo. Y si al final se le obligase a mirar al
fuego directamente pensaría que, definitivamente, las sombras que veía
antes eran más verdaderas.
Así que habría que arrastrarlo a la fuerza fuera de la caverna. El camino hacia fuera es una escarpada cuesta
lo que significa que el camino del conocimiento es arduo y difícil. Una
vez fuera, se “encadilaría” por la luz del Bien en sí mismo y no sería
capaz de percibir ninguno de los objetos que llamamos verdaderos: las
ideas. Tendría los “ojos llenos de fulgores” y no soportaría fácilmente la nueva realidad a la que es enfrentado.
Según Jaeger el proceso de salida de la caverna o ascensión al mundo de las Ideas implica un proceso de “conversión”
cuasi-religioso que es muy compatible con la consideración de la Idea
del Bien como Divinidad. Existe cierto parecido entre lo que Platón
cuenta en este párrafo y los problemas de Neo en Matrix para aprender a usar sus ojos o la ceguera de San Pablo cuando, cegado por la luz de Dios, cae del caballo.

Ojos llenos de fulgores, Matrix (1999)
Examinemos ahora el pasaje de la caverna. En él se describen seis estados sucesivos del hombre “con respecto a la educación y a la falta de ella” (514 a):
- Un grupo de hombres está prisionero en una caverna subterránea, con las cabezas sujetas de tal modo que sólo pueden mirar a la pared del fondo de la cueva. A espaldas de los prisioneros un muro cruza la cueva. Por detrás de este muro pasan unos hombres transportando toda suerte de vasijas y estatuas que sobrepasan la altura de la pared. Detrás de estos últimos hay un fuego. Como Ios prisioneros sólo pueden ver sus propias sombras, las de sus compañeros y las de las cosas transportadas por detrás de la pared, entenderán que éstas son las únicas realidades que hay (514 a-515 c). Este estado se corresponde con el grado más bajo de la opinión, la conjetura, es decir, los mitos y religiones.
- Los prisioneros son liberados y obligados a volver sus cabezas hacia el fuego y los objetos transportados, pero no los pueden ver con claridad por causa del deslumbra-miento (515 c 4-c 5). Este otro nivel se corresponde con el grado superior de la opinión, la creencia, que se corresponde con la física de los presocráticos.
- Son llevados a la fuerza al aire libre, pero no pueden soportar la luz del sol, ni ver ninguno de los objetos naturales de su alrededor. Por eso, miran primero las sombras y reflejos de esos objetos (515 e 6-516 a 7). Este nivel se corresponde con el primer nivel de la ciencia, el estudio de los objetos matemáticos.
- los objetos mismos (516 a 8), las estrellas y la luna, hacen referencia al nivel superior de la ciencia, la dialéctica, el conocimiento de las Ideas, y
- el sol. “Y después de esto, colegirían ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían” (516 b 4-c 2). Este es el conocimiento de la Idea Suprema, la Idea del Bien.

El filósofo, una vez que ha alcanzado el conocimiento de las Ideas,
se compadecería de los que todavía siguen en la caverna y contemplaría
con escepticismo todos los “honores y elogios” que
dentro de la caverna se tributan unos a otros según sepan adivinar qué
sombras siguen a qué otras. Podemos ver en estos “aventajados” de la
caverna a los políticos de la época de Platón, educados
en la retórica sofística y expertos en el arte de la mentira y la
manipulación, en el arte de hacer pasar como realidad lo que no son más
que sombras o patrañas. Trasladando a hoy día la metáfora de Platón
podemos ver en estos falsos sabios a los adictos al televisor, expertos
en los montajes de la prensa rosa o en la más rabiosa actualidad de los
equipos de fútbol. El filósofo preferiría morir antes que volver a tener
que sufrir una vida semejante.

Expertos
en las sombras de la caverna. Antes preferiría ser el labrador de un
siervo de un hombre pobre que pertenecer a semejante tribu.
Si el filósofo regresase a la caverna ya no sería capaz de ver en la
oscuridad, no sería capaz de desenvolverse en el mundo de las sombras
donde lo que importa no es la verdad sino la mentira. Si intentase
acostumbrarse de nuevo a las tinieblas terminaría por hacer el ridículo y
considerarían que se ha estropeado los ojos con esa locura de las
Ideas, que no merece la pena el camino hacia arriba del conocimiento. Si
al filósofo se le ocurriese desatarlos y conducirlos hacia la luz lo
matarían. Platón piensa en el caso de Sócrates pero no
cabe duda de que en la historia abundan los ejemplos: Cristo, Gandhi,
Luther King… ¿No tiene, pues, salvación la ciudad? La alegoría de la
caverna no lo dice, pero parece dar a entender lo siguiente: solamente
si todos son liberados de las cadenas de la oscuridad y encaminados
hacia la luz – aunque no lleguen a ella, pero sospechen de su existencia
podrán aceptar las enseñanzas y el gobierno de los filósofos. Todos deben ser educados – hasta donde puedan- , si se quiere que la ciudad de las sombras se convierta en la ciudad de la luz.

“Tienes
que entender que muchos no están listos para ser desconectados. Y
muchos están tan habituados, dependen tan desesperadamente del sistema
que pelearán para protegerlo”. Matrix (1999)
6. Interpretación platónica de la alegoría: mundo visible-mundo inteligible.
– Pues bien querido Glaucón, debemos aplicar [517 b] íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada–prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que [517 c] dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.
– Comparto tu pensamiento, en la medida que me es posible.
Platón da las claves para interpretar la alegoría de la caverna y nos remite a lo que ha dicho anteriormente. Platón puede estarse refiriendo a la alegoría del Sol en la que compara la Idea del Bien con dicho astro y al famoso pasaje de la línea.
– Si nos decidimos por el pasaje de la línea vemos que Platón describe los grados del conocimiento en relación con los grados del ser, representándolos sobre una línea cortada en segmentos (de tal manera que permita establecer proporciones geométricas):
Mundo visible (génesis, devenir, cambio) |
Mundo inteligible (ousía, sustancia, ser)
|
||
Imágenes
|
Cosas
|
Objetos matemáticos
|
Ideas
|
Eikasia-Conjeturas
|
Pistis-Creencias
|
Dianoia-Razón discursiva
|
Nóesis-Inteligencia intuitiva
|
Mitos, Historia |
Física
|
Matemáticas
|
Dialéctica
|
Doxa-Opinión
|
Episteme-Ciencia
|
Como se ve en este esquema, Platón habla de cuatro grados de conocimiento. “Grado” significa escalón; por tanto, se trata de ir ascendiendo en los conocimientos. Primero, las imágenes del mundo (Eikasia-Conjeturas): quizá la literatura, la historia y las bellas artes. Segundo, el estudio de las cosas naturales (Pistis-Creencias): la física. Luego, el estudio de los astros: la astronomía, es decir, las matemáticas (Dianoia-Razón discursiva). Por fin, el cielo diurno y el sol (que representan el mundo de las Ideas y la Idea del Bien): la dialéctica (Nóesis-Inteligencia intuitiva). La alegoría traza una clara divisoria entre los dos primeros grados (mundo de “abajo”) y los otros dos (mundo de “arriba”).
La mayoría de los ciudadanos sólo son capaces de alcanzar los dos
primeros grados. Quien consigue pasar al tercero, ya no contempla
“cosas”, sino únicamente ideas (ideas o entidades matemáticas); ello le
prepara para el último grado de conocimiento: descubrir el mundo de las
Ideas, en cuya cumbre está la Idea del Bien. Una vez
que conoce lo Bueno, lo Justo, lo Bello… en-sí mismo, se ve ya libre de
las falsas ideas (opiniones) que se había hecho sobre todo esto, y se
convierte en filósofo (o filósofa). Ya está en disposición de gobernar la ciudad.
Hay que insistir en que Platón distingue dos formas generales de conocimiento: la opinión y la ciencia. No es una novedad: tal distinción se encontraba ya en Parménides,
por ejemplo. La opinión es el conocimiento sensible de las cosas de
este mundo (el mundo visible), mundo de lo que se engendra y del devenir
(cambio). La ciencia sólo puede versar acerca del mundo de las Ideas (o
mundo inteligible), es decir, acerca del Ser (ousía) eterno e inmutable. La física no fue considerada por Platón como verdadera “ciencia”, pues versa sobre objetos móviles.
– En cambio si aplicamos la alegoría del Sol habría que interpretar la alegoría de la caverna del siguiente modo: La caverna es el mundo visible, sensible, aparente y el fuego que crea las sombras tiene un poder similar al del Sol en nuestro mundo de apariencias: su luz nos permite conocer el mundo. El exterior de la caverna es el mundo inteligible al que accede nuestra alma mediante la razón. La Idea fundamental del mundo inteligible es la Idea del Bien
que tiene una función semejante a la que tiene el Sol en el mundo
sensible: su luz nos permite conocer el resto de las Ideas. Además el
Sol del mundo visible es la causa de los seres y la Idea del Bien da el
ser a las demás Ideas. Así, la Idea de Belleza recibe su ser de participar de la Idea del Bien. La consecuencia política de esto es que cuando Platón polemiza sobre cómo discernir qué es una obra de arte y qué no lo es,
tiene muy claro que la tragedia, por ejemplo, será arte si inculca los
valores de obediencia y sumisión al orden establecido. En caso
contrario, expulsará a los poetas de la ciudad.
Las interpretaciones acerca de la entidad de la Idea de Bien
son diversas. Los pensadores griegos anteriores a Platón habían
concebido a su principio supremo, ya fuese material o espiritual, como
una divinidad. Aunque la filosofía griega con su descubrimiento de la physis
es el origen de la ciencia no conviene olvidar también su componente
religioso. Especialmente, la Idea del Bien sólo es entendible sobre este
trasfondo teológico.
Otra característica interesante de la Idea del Bien está relacionada con la influencia pitagórica. Llama la atención la relación que existe entre la Idea del Bien y la “medida justa“. La Idea de Bien está relacionada con la Justicia que debe reinar en el Estado y tendría connotaciones matemáticas. Así,
cuando Sócrates, en el libro VIII de República, se pregunta cómo podría
degenerar la república ideal si alguna vez llegase a constituirse de
verdad, responde con el famoso discurso de las Musas. Existe un número perfecto que señala la fecha
en que los movimientos circulares de los astros son más propicios para
la reproducción de la especie humana. Al principio los gobernantes
respetarán este número pero lo irán olvidando con el tiempo y “casarán a
las doncellas con mancebos en momentos no propicios, y nacerán niños no
favorecidos por la naturaleza ni por la fortuna.” Estos gobernantes
menos capacitados empezarán por descuidar a las Musas en la educación y
luego a la gimnasia. La educación deficiente impedirá a los guardianes
reconocer las diferencias entre las razas y comenzará la mezcla que es el origen del caos social.
Sea como sea, sólo quienes alcanzan el conocimiento de la Idea del Bien podrán dirigir su vida en lo privado, la virtud, y en lo público, el gobierno de la polis."
Estimados alumnos, me gustaría que hicieráis algunos trabajitos
relacionados con autores que pueden aclarar lo que está pasando, de
dónde viene todo esto y qué nos podemos encontrar. Por ello, preferentemente
nos centramos en K. Marx y autores actuales influídos por él. Los
trabajitos tienen que ser a mano, personales. Les hacéis fotos y me los
enviáis, nada de memorieta.
Resumen personal de los vídeos y qué os sugiere a cada uno.Conviene que lo hagáis de la mayoría de los vídeos a excepción de las películas, que lo dejo a vuestra elección.
1. Naomi Klein.
La doctrina del Shock, de Naomi Klein, explica las estrategias del capitalismo actual para provocar crisis periódicas de las que sacan tajada. ¿Podríamos estar en una situación similar?
la doctrina del Shock
2.Zeitgeist 2 (min 4- 1. 04m)
Zeitgeist. explicación de la economía del siglo XX/ XXI, (
primera hora) Como la deuda nos hace esclavos y los golpes de estados
realizados en el pasado siglo XX para beneficiar las corporaciones.
https://www.youtube.com/watch?v=rr81qyjz-mE
3. Del temario hacemos un resumen de K.Marx.
2. a)Tema del libro o b) resumen de los vídeos de filosofía Pablo Feinmann
https://www.youtube.com/watch?v=q5mxdwggqI
Adictos a la Filosofia
https://www.youtube.com/watch?v=511MTfgrT2s
4. Libros, podéis leer 1984, George Orwell
La situación que estamos viviendo se asemeja bastante a la descrita por este escritor británico. No tiene relación con la pandemia, pero describe el clima de carencia de libertades y control característicos del Modelo de estado soviético que caracterizó a Rusia, después de la revolución de 1917. El término "Gran Hermano" del que viene el programa televisivo tuvo su raíz en el libro. Este es un buen momento para reflexionar si deseamos una sociedad democrática con libertades o aceptamos una sociedad totalitaria donde renunciamos a nuestros derechos civiles voluntariamente, a cambio de la seguridad, o a instancias del miedo. Razonad vuestra respuesta....
4. Películas opcionales.
-Intime (español latino)
https://www.youtube.com/watch?v=MLxVc1c2a4I
-Elysium (Está en Netflix)
-Espartaco ( film bastante antiguo pero con buen guión)
SOBRE EL TEMA DE LA PANDEMIA NO HACE FALTA HACER RESÚMENES.
Antecedentes del siglo XX:
5. Os adjunto algunos links sobre vídeos que muestran cómo otros países han afrontado esta crisis:
6. En Japón los científicos han conseguido reducir el ritmo de contagios aislando los cluster ( focos de infección) y aislándolos, inteligente estrategia que ha impedido forzar a sus ciudadanos al confinamiento:
7. Una de las terapias más prometedoras contra el Covid-19 apareció en una revista científica
International Journal of Antimicrobial Agents. de 20 de marzo de2020
Tras leer el artículo sobre el ensayo clínico en humanos, consideré que tendría potencial para curar la enfermedad si se hallaba en sus comienzos. Aquí tenéis la página de la Agencia española del Medicamento donde aparece:
Interpretaciones norteamericana sobre el origen del virus:
Otras interpretaciones:
ALUMNOS DE 4º ESO, FILOSOFÍA
1. Estimados alumnos, teníamos pendiente la explicación del Conductismo, una corriente psicológica del siglo XX. Os adjunto algunos links para que hagáis resúmenes de los vídeos:
En primer lugar veamos el conductismo clásico de I.Paulov. Este investigador concebía el aprendizaje como una conducta que podía ser observada. TAnto en los animales como en los seres humanos, desconocemos que pasa en el interior de nuestra mente en cambio si podemos observar las respuestas tras aplicar unos estímulos. La mente fue denominada por estos psicólogos, la "caja negra"
Veamos ahora el experimento clásico del perro:
El concepto E.N. y E.I., es decir, estímulo neutro e incondicionado conviene diferenciarlo:
El modelo propuesto por F.B.Skinner, a diferencia de S. Freud, sostenía que la conducta era moldeable si se aplicaban los refuerzos o estímulos adecuados. Veamos las diferencias entre Paulov y Skinner:
Os recomiendo la lectura de "Un mundo feliz" donde aparece un libro ambientado en el futuro que usa el conductismo y la genética para controlar a la población. Os adjunto un resumen gráfico, aunque os aconsejo su lectura:
Aquí tenéis el link: Un mundo feliz, pdf
El conductismo, desgraciadamente, se ha aplicado a la manipulación de la conducta y la ingeniería social. Aquí podemos ver un resumen de un clásico. La naranja mecánica, llevada al cine por Stanley Kubrick. La película es buena, pero tiene imágenes muy duras:
2. Veamos algunos clásicos de Filosofía:
"El fin justifica los medios" es una ídea que se ha aplicado y se aplica para asegurar la seguridad del estado. Nicolas Maquiavelo escribió este libro para aconsejar al futuro rey como acometer los problemas políticos sin tener en cuenta aspectos morales.
El filósofo existencialista y escritor Albert Camus hizo una reflexión bastante actual sobre las consecuencias humanas de una epidemia.
Richard Dawkins ha vnculado la biología a la psicología, explicando actitudes que consideramos altruistas como una forma de egoismo de la totalidad de la especia. Estas reflexiones pertenecen a la Filosofía de la Ciencia
Estimados alumnos sería conveniente que vieráis la película 1984, basada en la novela de George Orwell, donde describe una sociedad que cada vez se parece más a nuestro mundo. También os adjunto un link por si queréis leer el libro y un breve resumen de Youtube. Sería adecuado que hiciérais a mano alguna reflexión sobre el material que trabajéis y lo enviéis scaneado o en foto:
George Orwell, 1984.pdf
Otra película y libro interesante es Farenheit-451
Más misterioso pero actual
Una historia dramática, La Metamorfosis, de F.Kafka:
Si alguien tiene ganas de leer. La metamorfosis, F Kafka.pdf
Un autor de gran actualidad, por sus aportaciones éticas al concepto de desobediencia civil, es Mahatma Ghandi. Los objetivos políticos y sociales deben ser reivindicados al estado por medios de la lucha no-violenta y desobediencia, no mediante un sometimiento sin espíritu crítico al estado, que se vuelve totalitario:
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